En efecto, la película está basada en un juego clásico, de los ochenta, sobre un gorila gigante y otros monstruos que destruyen edificios. En la película, Johnson es un científico experto en simios. Un meteorito cae cerca de un gorila albino, al cual ha criado desde pequeño. La radiación que imana del meteorito hace que el gorila aumente de tamaño y se vuelva violento. Para desgracia, no es la única criatura que ha sido expuesta a la radiación. Otros animales se volverán gigantes y destruirán los edificios de Chicago.
El resultado es un típico filme de monstruos, pleno de destrucción sin más sutilezas que un videojuego. El director Brad Pleyton (que ha trabajado con Johnson en la olvidable “Terremoto: la falla de San Andrés” y “Viaje 2: La isla misteriosa”) nos presenta una película que ha invertido más en los efectos especiales que el guión, algo que era esperable.
Pero, más que nada, lo que queremos resaltar es la figura en que se ha convertido Dwayne Johnson desde los últimos años. Este luchador comenzó en el cine en 2001 con “La momia 2”, en el que hacía el carismático rol del Rey Scorpión. Tanto es así que logró un spin off dedicado al personaje y que se lanzó en 2002. Con los años fue afianzándose en el cine de acción, dirigido a los más pequeños, con filmes que nos remiten a los clásicos de aventuras. Incluso ha incursionado en la comedia con filmes como “Hada por accidente”, siempre para el público infantil.
Johnson es de esos actores que actúan muy mal, pero aun así han logrado caracteres con carisma, como es su personaje Luke Hobbs, que ha sabido crecer en la serie de película “Rápido y furioso”.
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“Rampage”, como la anterior “Jumanji”, es un filme dirigido a los chicos. No hay que buscarle muchas vueltas. Explota lo que está en boga hoy, los videojuegos, y nada más. sferreira@abc.com.py
