Último adiós a Jorge Garbett

Una multitud acompañó los restos mortales de Jorge Garbett hasta su morada final, en el cementerio del Parque Serenidad en Villa Elisa, en el sepelio realizado en la tarde de ayer.

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El fallecido músico, compositor y conductor fue despedido por sus colegas con música, a lo que se sumó la ovación final de todos los presentes.

En un sentido clima de tristeza por la partida de Jorge Garbett, una gran multitud de personas lo escoltó hasta su morada final. Colegas de la escena musical, familiares, como también admiradores, no ocultaron la pena en su despedida.

Los acordes de “Para vivir” y “Canto de esperanza”, en las voces de sus compañeros de Sembrador, José Antonio Galeano, Jorge “Tuga” Ramírez, Gilda Heisecke, a quienes se sumaron a coro los presentes, sonaron ayer, mezclándose con los aplausos y las lágrimas, en la fría tarde en que lo despidieron.

“Compañero, qué bien suena la palabra y qué bien viene hoy en este trago amargo, tantos recuerdos, tantos sueños realizados, quiero hablar de ellos, no de los que quedaron truncos. Hablar de la compartida pasión por Sembrador y el celo por conservar su coherencia, solo comparable a la tuya. El terco ardor por difundir lo nuestro, que nos es propio, y hablar de aquellos tiempos difíciles de sangre y lucha. La alegría de descubrir a los nuevos que vienen detrás y difundir su música. El amor por el Paraguay aunque nos duela y expresarlo en canciones, y volar con ellas. Los recuerdos, el de tu risa franca, única y estentórea, abierta como tu alma. El de tus arreglos mágicos, brillantes aunque lentos, el de tu recurrente creatividad expresada en acordes, el de tu nobleza, el de tu amistad de amigo con mayúscula, el de tu siempre crispada economía personal, la de tantos desvelos. El amor por tus hijos, tantas cosas más que recordar que nunca acabaría. Desde esta soledad agradecida ya te extraña mi alma para siempre”, fueron las palabras de un escrito que compartió José Antonio a todos los presentes.

“Quiero agradecerles a todos su presencia, su acompañamiento, principalmente a sus hermanos de causa, de camino, de Sembrador. Para nosotros fue evidentemente un privilegio tenerlo a Jorge en la familia. Deseo que lo recordemos siempre. Fue, como dijo José Antonio, una persona que me gustaría definir como auténtica, con sus defectos y virtudes, creo que fue un buen hombre”, dijo su hermano Mario Garbett.

Las semillas de un sembrador del arte, quien incansablemente trabajó por su impulso, hoy son abrazadas por la Tierra para la eternidad.

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