El objetivo Nº 1 de los organizadores era atraer a los mejores jugadores a un torneo por equipos concentrado en una semana en una ciudad.
Ha sido un éxito y la casi totalidad de las principales raquetas estuvieron en Madrid. Solo Alexander Zverev renunció pese a que Alemania estaba clasificada.
Roger Federer también estuvo ausente, pero Suiza no estaba clasificada, lo mismo que Stefanos Tsitsipas y Grecia.
Un formato “peligroso”: el sistema de tres partidos (dos simples y un dobles) de tres sets dio lugar a partidos muy intensos, de buena calidad y muy cerrados. En 73 partidos disputados en 25 series, hubo un ingente número de tie breaks: 49 para 172 sets totales (28%) , de los que 24 (49%) fueron decisivos, como el que ganó Rafa Nadal 9/7 en la final contra Denis Shapovalov para alzar el trofeo.
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A los jugadores les gustó porque este formato creaba “peligro” en cada partido, subrayó Nadal.
Nueva importancia del dobles: En 12 de los 25 partidos disputados (48%) , los equipos se jugaron la victoria en el dobles definitivo, dando a estos partidos, ya de por sí espectaculares, una importancia primordial.
El ambiente: El público respondió masivamente en la Caja Mágica en los partidos de España, especialmente contra Argentina en cuartos y en la semifinal contra Gran Bretaña, cuyos aficionados también acudieron en gran número.
En cambio, el público fue menor y menos ruidoso para la mayoría de los otros equipos, con, como mucho, un centenar de aficionados nacionales para apoyar a los suyos en la cancha.
Kazajos, belgas y británicos fueron de los más activos. Los aficionados históricos franceses, por su parte, boicotearon la competición.
Los organizadores consideraron satisfactoria la asistencia de público con unos 134.000 espectadores durante toda la semana.
AFP