Esas sospechas se referían, en concreto, al grupo propulsor empleado por la escudería en la segunda parte de la temporada, que les hizo obtener una mayor velocidad punta en recta, muy visible durante las calificaciones. Pese a que no quedó satisfecha con las explicaciones aportadas por la escudería italiana, la FIA optó por cerrar el caso.
La máxima instancia del automovilismo aseguró que el acuerdo se firmó al considerar que lanzar nuevas investigaciones no necesariamente desembocarían en una conclusión definitiva por la “complejidad” del caso, y “la imposibilidad material de proporcionar la evidencia inequívoca de una violación”. Las escuderías que se quejaron fueron McLaren, Mercedes-Benz, Racing Point, Red Bull, Renault Sport, Scuderia Alpha Tauri y Williams.
