Remembranzas de la “belle epoque”

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Máximo Rolón Villa con la casaca
 del Everton de Viña del Mar, Chile.
Máximo Rolón Villa con la casaca del Everton de Viña del Mar, Chile.gentileza

Cuenta el doctor Miguel Angel Bestard en su libro “Paraguay: Un siglo de fútbol“, que “el club Libertad llegó en 1955 al apogeo de su poderío”. Agrega: “Su poderoso equipo llegó a ser prácticamente imbatible, tanto para los equipos locales como para los extranjeros. Era poseedor de una delantera arrolladora, de juego sutil y hermoso, donde brillaba con todo su esplendor el centroforward (centrodelantero) Eulogio Martínez, uno de los más grandes jugadores que produjo el fútbol paraguayo”.

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El comentario del historiador del balompié nacional reseña que ese equipo de Libertad “jugaba solo, automáticamente, sin mayores instrucciones. Su juego era fruto del talento individual de sus jugadores”. En 1954, fue técnico de ese privilegiado plantel Antonio Fernández y en el ‘55 fue designado técnico un argentino de apellido Viccini, quien, según dicen, no era conocido en el medio.

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Sigue detallando Bestard las cualidades del histórico cuadro gumarelo de aquella época. “Su línea media alimentaba constantemente a la delantera y su defensa era magnífica. Un equipo así parecería imbatible y solamente terminó cuando sus jugadores fueron transferidos y cuando cayó sobre él lo inexorable que tienen todos los organismos: El fin natural de las cosas”.

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El lapso entre 1945 y 1955 fue definido como la “belle epoque” (bella época) de nuestro balompié y el doctor Bestard manifiesta en su libro que en el ‘55 terminaba una gran era de nuestro fútbol, en la cual surgieron cientos de grandes jugadores, que en su mayoría fueron transferidos al exterior.

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El historiador explica cuáles eran los aspectos que hicieron que esa época fuera tan fulgurante para nuestro fútbol, y muchos quienes como nosotros se preguntan por qué aquello no se pueden repetir en nuestros días hallarán en esta referencia una suerte de respuesta: “Los campeonatos de la Liga fueron competitivos y muy atractivos, y la alternancia en los triunfos daba sabor y expectativa a cada torneo. La Liga Paraguaya de Fútbol era una tribuna del libre pensamiento, sin intromisiones políticas ni de otra índole y en ella brillaron los más grandes dirigentes de la historia del fútbol paraguayo”.