El miércoles 11 de julio de 1973 nació Nicolás Tintel. Un solo nombre, un solo apellido, bien sencillo, como es él. Proviene de una familia guarambareña humilde y su frase de cabecera es “nde sy pe nde deporovechoro, ndo falta moa’i ndeve mba’eve”. Es por eso que hizo todo lo que tuvo a su alcance para asistir a su progenitora.
Un diálogo con un fluido jopará, porque en castellano la conexión costaba un poco y hablar en guaraní en forma íntegra, sin mezclar, es por demás complicado, casi imposible.
“Ñandejara ñane marcapa voi, pea irrocota, pea imboriahuta”. A Nico, que no nació en cuna de oro ni mucho menos, le tocó sudar desde chico para sobrellevar el día a día.
El resumen de su carrera deportiva, desde 1991: Teniente Fariña, Cristóbal Colón de J. Augusto Saldívar, Fulgencio Yegros de Ñemby, 25 de Setiembre, Independiente, campeón del Nacional Interligas con Itaugüeña, a la que llegó como refuerzo. El mismo certamen lo disputó igualmente con Luqueña, Central Guarambaré y Liga del Sud.
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A nivel profesional arrancó en 1999 en Sol de América, llevado por Carlos Báez. En el 95 pudo haber asegurado prácticamente su futuro con su viaje a España para jugar por el Hércules de Alicante, pero... “Llevaron una ficha ma’u”. Años después, el empresario Aníbal Delgado le encontró y le dijo: “Ani ndepochy, che causa gui nande plata hetai. Ajogua rire la Fariña gui nde pase, nde rico moa”. Como no se hizo la cosa en forma, todo se derrumbó.
Nada de bajar los brazos. 12 de Octubre de Itauguá, de nuevo Sol, Sportivo Luqueño, Nacional y 2 de Mayo de Pedro Juan Caballero, con el título y ascenso a la categoría de Honor.
El show continuaba con el eficiente marcador de punta, todo un adelantado en la época para patrullar por el carril derecho. Militó además en 29 de Setiembre de Guarambaré, Choré Central, Luis Alberto de Herrera, Fariña y Nacional de Tajy Loma, Carapeguá.
Lo más jugoso se vino después, en los certámenes amateur en categoría Senior para los cuales es muy requerido, por su buen nivel físico, mediante el cual marca la diferencia. Cada fin de semana percibe entre 800.000 y 1.000.000 de guaraníes, dependiendo de la cantidad de partidos y la perfomance de su elenco. Pero como el coronavirus paró todo y las facturas deben ser abonadas, hay que rebuscarse.
“Ijetu’u hina”, comentó el sacrificado deportista, quien vive con su esposa Lourdes, que tiene un pequeño taller de confección, y sus hijas Ángela Guadalupe (15) y Nicole Manuelita (12), quienes también juegan al fútbol y tienen destino solense.
“Ahora vendo tapabocas, mi señora fabrica. Como son baratos, solo a G. 2.500, vendo bien, con las insignias de los clubes, partidos políticos y demás. En colectivo hay que ir a San Lorenzo para traer la tela”. La mercadería es ofrecida caminando por las principales arterias de su comunidad.
“En el fútbol gane algo, no me quejo. Les ayudé a mis padres, que es mi mayor felicidad; fallecieron jóvenes lastimosamente”, significó el excompañero de Justo Wilmar Villar, quien en su momento le tendió una mano, un pojopy porã.
“De chico vendía pan a pata, no había movilidad, entre 1983 y 1984. Después tuve una bicicleta, aha hese. Romono’o mandyju en Caaguazú, O’leary, Santaní, Rosario, Choré, Naranjito, Olla Ruguá. Pedro Juan Caballero pe rombaapo maceta pe, con hule negro para plantar. Aiporo avei tacuare'ê, ore mboriahu ko. Che sy ovende ropa usada opárupi. Ha’e chupe ‘aguaheta Paragua’ype ha nerevende moaveima la a’o’” y cumplió. “Ambopytu'úma chupe”.
El recreo en su época escolar era bastante modesto. “Tres coquitos y dulce de maní. Ipiru hina, a veces se come, cinco coquitos con cocido, mbokaja. Ha’u la alimento, ponchi, a las 04:30 ya me levantaba para llegar a la práctica a las 07:00, en dos colectivos”.
Su madre nunca quiso que bebiera alcohol y acató la orden de manera parcial. “Upe tiempo pe nda’ui, mamá ndoipotái. Koaga sí, cerveza, vino umía”, dependiendo de la disponibilidad económica más que nada, porque en cuanto a marcas no tiene problema.
Y hablando de comida, “nda che delicado voi; omboguejyvante, avirapa”. La primera anécdota cae a partir de este ítem. “Vo’i akarupa, postre haupa enseguida, budín ambodispara, arroz con leche umia. Rogonovich ha ‘Chicha’ Centurión che seguí ha cheinupa”.
En una expedición internacional con Sol de América fueron a Uruguay, con César Castro como técnico. “Añemose porque la che cédula había sido estaba vencida. Aju Argentina lado, justo che cumpleaños ha los perros houka cheve carrera baqueta ha pitukãi”.
Otro hecho que no olvida es el sucedido en Montevideo, en el hotel Sheraton. “Pepe la puerta tarjeta-pe memete ha aike bañope ha añetrancá, mba’eicha piko la abriveta”. Fue un largo momento de desesperación. “Ambota, ambota, ya rokarutama. Menos mal Celso Valdez escuchó, le dije eabriminaaa”. Su compañero de habitación le abrió y el comentario siguiente de Tintel fue: “Che baño vosante voi la ipuerta”. La diferencia era abismal.
“Cierto guante ere arã. Che compañero kuéra che rayhu, nunca se van a quejar de mí. A la hora del tereré, che jeyma aitykua ara ha ambe’u chiste”.
Una inquietud suya era tener un sitio digno para su padre, pero las condiciones no se daban. “Somos 10 hermanos, todos pobres. En el 2000 falleció papá y le pusimos en panteón ajeno. En el 2001 en un partido de liguilla contra Cerro Porteño, el presidente Cruz Roa nos dijo premio doble y sueldo al mismo tiempo. Ndetavy’onde, de entrada ‘Chicha’ Centurión metió y en la última jugada Guido Alvarenga tiró en el ángulo. Era para el empate, Miguel Cárdenas ya no podía y me tiré para salvar. ‘Chicha’, Roganovich umía ojepoi che ári ha che ajeliapa la red re, aime me arco pe. Che karaimba lo mitã. Ome’e oreve dos cheques, dos millones ari puku ha ajapo papa pe la panteón ha upei omano mamá ha oi ijykere”.
Un hombre noble y bueno. “En Luqueño, gorra pe che reity hikuái. Hacíamos la ronda a un toque, con paradita. Víctor Hugo Ortiz, Chicha, Troadio Duarte y eso me jodían, mbeguekatu'íntema ombohasa cheve a aikema katu mbytepe. Patádape che rupi hikuai. Aimete che rase”.