El profesor Rivarola es ya una estrella del cielo

El atletismo paraguayo está de luto al partir al más allá una de sus fulgurantes figuras. El viernes dejó “la pista” terrenal el profesor William Fernando Rivarola, a la edad de 85 años (nació el 21 de mayo del 29).

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Alejado desde hacía tiempo de las pistas de atletismo, numerosos amigos y gente del mundo del deporte celebraron su presencia en el centenario de su querido club Libertad hace ya 9 años.

William fue una de las personas que por muchos años, cuando aún no existían las computadoras ni el internet, manejaron las estadísticas y los récords nacionales e internacionales de todas las modalidades del atletismo.

Hace unos 20 años era muy común verlo en la pista de carbonilla de la Secretaría Nacional de Deportes (por ese entonces Consejo Nacional de Deportes), con su carpeta debajo del brazo, corroborando las marcas que se realizaban.

El “Barón”, como se lo conocía a Rivarola, identificado con el Club Libertad y con el Colegio San José, formó a varias figuras rutilantes del atletismo, entre ellos a Ramón Jiménez Gaona, quien por muchos años mantuvo el récord sudamericano de lanzamiento del disco.

Estaba escribiendo un libro sobre el atletismo paraguayo, deporte que amó de verdad y aunque hace años que dejó de asistir a eventos deportivos, siempre se lo recordaba con mucho afecto. En homenaje a su gran aporte al atletismo nacional, la Federación Paraguaya de Atletismo instituyó el Grand Prix Sudamericano con su nombre. Fue docente y presidente de la Escuela Nacional de Educación Física (ENEF), entre otras cosas, pero por sobre todas las cosas, fue un gran tipo.

En cuanto a su vida en el campo competitivo y dirigencial, su amor al atletismo empezó a temprana edad, pero llegaba al club de sus amores para encabezar numerosas delegaciones de atletas en el ‘52, cuando participó en las competencias y también empezaba a demostrar su capacidad de coordinador, como delegado del gumarelo, para asumir el cargo de presidente de la comisión de atletismo en el ‘55, mientras seguía compitiendo, destacándose en los lanzamientos de disco y bala.

Su amada familia, sus amigos y el Deporte Rey lloran la partida del Barón, quien sin embargo ya descansa en los Campos Elíseos, brillando entre los héroes del deporte y, sobre todo, de la vida.

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