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Ayer llovió en la ciudad después de mucho (algunos consignan que tras ocho meses y otros que fue la primera precipitación pluvial del año). Tuvimos una jornada nublada, con una temperatura de unos 17 grados. Un par de horas antes del encuentro de Paraguay, el coliseo presentaba un ambiente desolador, a tal punto que las líneas de la cancha fueron pintadas media hora antes del primer cotejo. Una organización totalmente amateur.
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Los padres del arquero alterno Gabriel Perrotta se encuentran desde la noche del sábado en esta ciudad y acuden a los juegos para alentar al equipo y dar su voz de aliento al chico que representa a Nacional. El señor hizo ayer una ceremonia para colocar en el tejido su bandera, pero luego se dio cuenta que no era la mejor ubicación y tuvo que demorar algunos minutos para el cambio correspondiente.
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El esfuerzo que se hace, tanto en cuanto al tiempo como en lo económico, para estar presentes en un evento como este, es digno de ser valorado.
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Gustavo Neffa es prácticamente un integrante más de la comitiva nacional, aunque su vestimenta sea distinta. El ex-Olimpia, Boca Juniors, entre otros equipos, reside en Estados Unidos con su familia y trabaja como observador de Nike, empresa a la que eleva informes de los jugadores destacados para un eventual acuerdo en cuanto a vestimenta, es decir, que no es un agente de futbolistas, de esos que existen en gran cantidad. Neffa sufrió, al igual que todos, con la Albirroja, a la que no le salieron las cosas y que ayer estuvo al borde de la caída ante Ecuador, la que hubiese significado una virtual eliminación de este sudamericano, que la Albirroja de la categoría ya ganó en dos oportunidades.