En la entrega anterior decíamos que ni siquiera el “impulsor” de la “política energética” (el gobierno de Horacio Cartes) hace cuatro años le había dado “bolilla” a su propia “creación”, el Decreto 6092/15, “que aprueba la Política Energética 2040. Todo lo contrario, aumentó la dependencia del Paraguay del gas argentino (primero) y del boliviano (después).
Reactivó los tanques esféricos que Petropar había construido a mediados de los años 90 para almacenar gas, y este comenzó a dedicarse también a la recarga de garrafas en su estación de servicios de Villa Elisa. Es más, adquirió un equipo móvil para prestar un nuevo servicio, el de “delivery”.
A mediados de diciembre del 2017, el gobierno cartista, en vez de promover el uso masivo de cocinas eléctricas, anunciaba con mucha fanfarria a un “nuevo proveedor” de gas: Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), que se preparaba (tras un acuerdo firmado entre los gobiernos de ambos países) para exportar al Paraguay hasta 70.000 toneladas métricas para todo el 2018. Ese mismo año, el nuevo presidente paraguayo, Mario Abdo Benítez, se trasladó también hasta La Paz (Bolivia) para firmar un nuevo acuerdo con Evo Morales para la importación de otra partida de 55.000 toneladas métricas de GLP, que el año pasado superó las 80.000 toneladas métricas.
Todo esto vino ocurriendo como una clara contradicción al citado Decreto 6092/16, que aprueba la política energética del Paraguay, designa coordinador y secretario ejecutivo para su difusión”. Llamativamente, el decreto fue promulgado un año antes de los acuerdos con Bolivia como nuevo proveedor, y presenta a la energía eléctrica, que tenemos “en abundancia”, como sustituto de los hidrocarburos.
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Los grandes “beneficiados”
Al respecto, el Ing. Axel Benítez manifestó que la dependencia del gas boliviano pone “muy contentos” al Ministerio de Hacienda, porque cobra más el Impuesto Selectivo al Consumo, asimismo a la Aduana, porque los despachos se pagan antes y, obviamente, a los socios de la Cámara Paraguaya del Gas (Capagas).
Lamentó la falta de visión de mediano y largo plazos, y que en contrapartida sigamos “cediendo” (a precio regalado) nuestra energía hidroeléctrica (limpia y renovable) a nuestros socios en Itaipú y Yacyretá, en vez de utilizarla en nuestro país. “Tenemos que entender que necesitamos usar más de lo nuestro (la hidroelectricidad) en detrimento de lo que carecemos (petróleo y sus derivados) que, además, genera cada año una gran fuga de divisas al exterior”, expresó.
Se preguntó por qué se sigue utilizando GLP para cocina a gas (ver cuadro), cuando puede ser sustituido por la cocina eléctrica, que es más eficaz y económica. “Del uso y la demanda saldrá de una nueva cultura de la población, que también debe presionar para que las tarifas baje”, afirmó.
Próxima entrega: El 99% parque automotor movido con energía sucia y no renovable.
