Sobre el punto, invitó “a pensar” sobre la “enorme distancia” que tiene que recorrer en un lector de medidores en la Región Occidental. “Te parece que no es un funcionario que debería estar bien pagado, teniendo en cuenta estas circunstancias”, enfatizó.
Sobre las denuncias de que muchos de estos lectores hacen mal su trabajo y/o simplemente no van hasta las residencias para la lectura correspondiente, y que por ahí también suelen venir las denuncias de sobrefacturaciones, Villordo manifestó: “No es así. Siempre hay errores, que pueden ser informáticos o manuales, que se dan cuando la gente asienta la lectura de los medidores. Hay que tener en cuenta que mientras no se tenga un sistema de lectura totalmente computarizado, y que el sistema de medición se de a través de un chip, como actualmente lo tenemos con las industrias, los errores humanos van a existir”.
Añadió que los lectores muchas veces también enfrentan problemas a la hora de realizar sus labores, y se ha comprobado que muchas residencias tienen sus medidores dentro de su patio, y el trabajador no puede hacer su trabajo por la amenaza que representa la presencia de un perro bravo.
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En ese sentido, comentó el caso de un cliente que reclamó la devolución de G. 7 millones, por supuesta sobrefacturación, pero que al realizarse la “revisión a fondo” del caso, se constató que se trataba de un medidor que no pudo leer por unos 14 meses, debido a que estaba dentro de su propiedad, por lo que al repararse, le llegó la cuenta de todo ese lapso de tiempo.
Insistido si se justifica el salario, contestó: “Claro que se justifica. Yo no sé cuál es el caso salarial de G. 12 millones, pero en la mayoría de los casos perciben aproximadamente G. 5 millones y posteriormente una retribución por cada lectura que hace”.