Estado libró a su suerte a pobladores de La Victoria

PUERTO LA VICTORIA, Alto Paraguay. La situación económica en La Victoria es desesperante. La única opción de sus pobladores es convertirse en mano de obra de la empresa Victoria S.A, perteneciente a la Secta Moon.

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Esta situación es responsabilidad del Estado paraguayo, que condenó al abandono a sus habitantes y sumergió al Alto Paraguay en el aislamiento.

Según se lee en el fascículo 5 de la enciclopedia "La Guerra del Chaco", escrita por nuestro compañero de tareas Luis Verón y publicada en ABC Color, en 1889 comenzó en Paraguay la explotación industrial del quebracho, para la elaboración del tanino, que era un producto utilizado en el curtido del cuero.

Hasta entonces, la única fábrica de tanino del mundo estaba en la ciudad portuaria francesa de El Havre. Para su funcionamiento, la materia prima era importada de lejanos países.

En la misma época en que se descubrían las cualidades del tanino como excelente curtidor de cuero, el inversor español Carlos Casado del Alisal compró a precio irrisorio extensas tierras en el Chaco paraguayo, donde abundaba el quebracho colorado, árbol que proveía gran porcentaje de tanino.

Luis Verón explica en su obra que "a instancias del ingeniero Julio Doutreleau, el señor Casado compró ese complejo industrial de El Havre y lo trasladó al Chaco, instalándolo bajo la dirección del ingeniero Doutreleau. Así, en 1889 comenzó a funcionar la fábrica de Puerto Casado, al que siguieron, años después, otros ingenios a lo largo del río Paraguay".

La población de Puerto Casado creció a la sombra de la fábrica de tanino. Este gigantesco emporio fue preparado para una población superior a las 10 mil personas, entre técnicos, obreros y personal administrativo. Carlos Casado S.A incentivó la llegada de personas, porque necesitaba mano de obra para el ingenio.

A modo de ejemplo, podemos mencionar que el servicio de agua potable, de luz eléctrica (tenía su propio generador), de servicio médico y de alojamiento no tenía ningún costo para los usuarios. Hasta hoy recuerdan esos días en que los focos domiciliarios eran cambiados por electricistas de Casado, sin costo alguno.

Carlos Casado S.A requería de un número elevado de obreros. Era una fábrica que llegó a ejercer parte del monopolio mundial de elaboración de tanino. El final del tanino, por la aparición de sustitutos sintéticos, tuvo un efecto terrible en una población que también vivió días de abundancia.

Eso terminó y es probable que nunca volverá, ¿cómo hacer que los pobladores de La Victoria comprendan los cambios radicales que están sucediendo? La visión de la Iglesia Católica es falsa y probablemente también interesada. El sacerdote Martín Rodríguez, cura párroco de la ciudad, acusa a la empresa Victoria S.A., que administra las tierras compradas por la Secta Moon, de no dar empleo a la población.

Los habitantes de La Victoria tienen graves problemas sociales y económicos, que deben ser resueltos antes de que la situación se vuelva explosiva. Esta responsabilidad corresponde al Estado paraguayo, no a una empresa privada que radicó capital en la región. Un proyecto económico privado no tiene como objetivo solucionar conflictos sociales, y la generación de fuentes laborales se da acompañando la consolidación empresarial.

En La Victoria y en todo el Alto Paraguay lo que tenemos es una ausencia del Estado paraguayo, que abandonó completamente a sus habitantes, con el agregado de sumergirlos en un aislamiento que solo se rompe utilizando el río Paraguay como medio de comunicación.

La Secta Moon lleva dos años en La Victoria y sus proyectos de inversión se relacionan sobre todo con actividades agroindustriales, pero dos años no son suficientes para determinar la viabilidad o no de sus actividades. Mucho menos se puede pretender que este lapso sea suficiente para contratar a mil o dos mil personas. No olvidemos que no es una fábrica.

Si existen cuestionamientos hacia el origen de los fondos de la Secta Moon o sobre sus actividades a nivel internacional, ese es un tema que debe ser objeto de investigación por las autoridades correspondientes, pero no se puede engañar a una población empobrecida y desesperada con el argumento de que Victoria S.A. tiene que solucionar sus problemas económicos.

En La Victoria no hay trabajo, hay gente que apenas puede comer una vez al día, si es que tiene suerte. La comunidad vive apiñada en 262 hectáreas, esperando el milagro de tener trabajo. Esta realidad es terrible, pero las respuestas deben venir del Estado paraguayo. Al final, se libera de responsabilidades a la clase política nacional, con la preocupación por las actividades de la Secta Moon.

PROXIMA NOTA: Pro y contra del pedido de expropiación.
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