Más que nunca, quedate en casa

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El mundo vive horas críticas, de mucha incertidumbre, por causa de una pandemia que surgió en Wuhan, China, y que en un par de meses se levantó como un tsunami devastador que cubre todo el globo terráqueo, dejando a su paso un tendal de muertos, y poniendo a prueba la responsabilidad de cada ciudadano. Desafortunadamente, pese a que en Paraguay el Gobierno ha dispuesto medidas drásticas para aislar a las personas desde que se conoció el primer caso confirmado de coronavirus, el sábado 7 de marzo, no se ha podido evitar que anoche falleciera la primera víctima de la enfermedad. Las medidas gubernamentales de prevención han ido en aumento y se fueron endureciendo. La cuarentena fijada en principio hasta el 26 de marzo fue prolongada hasta el 12 de abril. El semi “toque de queda” que impide circular desde las 20:00 hasta las 04:00, sin estricta justificación, fue ampliado a las 24 horas del día hasta el 28 de marzo. Pero en esta etapa del coronavirus en nuestro país, con 18 casos confirmados y un fallecido, toda medida de prevención es poca. Ya no basta con esperar a que el Gobierno emita instrucciones. La responsabilidad es más que nunca personal y debe ser asumida con extremo compromiso en cada uno de los hogares paraguayos. Todos estamos expuestos y tenemos seres queridos que pueden verse afectados. En pocas palabras: el virus ya está entre nosotros y nuestra arma para derrotarlo es tan sencilla como quedarse en el hogar, para que cuando sea prudente podamos volver a abrir la puerta y retornar a la vida normal, con la menor cantidad de bajas y daños posibles.

El mundo vive horas críticas, de mucha incertidumbre, por causa de una pandemia que surgió en Wuhan, China, y que en un par de meses se levantó como un tsunami devastador que cubre todo el globo terráqueo, dejando a su paso un tendal de muertos, y poniendo a prueba la responsabilidad de cada ciudadano. Desafortunadamente, pese a que en Paraguay el Gobierno ha dispuesto medidas drásticas para aislar a las personas desde que se conoció el primer caso confirmado de coronavirus, que se hizo público el sábado 7 de marzo, no se ha podido evitar que anoche falleciera la primera víctima de la enfermedad.

Las medidas gubernamentales de prevención han ido en aumento y se fueron endureciendo. La cuarentena fijada en principio hasta el 26 de marzo fue prolongada hasta el 12 de abril. El semi “toque de queda” que impide circular desde las 20:00 hasta las 04:00, sin estricta justificación, fue ampliado a las 24 horas del día hasta el 28 de marzo.

Pero en esta etapa de la expansión del coronavirus en nuestro país, con 18 casos confirmados y un fallecido, toda medida de prevención es poca. Ya no basta con esperar a que el Gobierno emita instrucciones. La responsabilidad es más que nunca personal y debe ser asumida con extremo compromiso en cada uno de los hogares paraguayos, por el bien general.

Todos estamos expuestos y tenemos seres queridos que pueden verse afectados. Aunque suene contradictorio, la obligación es movilizarse para quedarse en casa. Por un sencillo motivo: cuanto más despacio avance el coronavirus, menos saturados estarán los hospitales y, por ende, más vidas serán salvadas. El sistema sanitario paraguayo es pobre, tiene solo 700 camas en terapia intensiva y no resistiría una avalancha de pacientes con problemas respiratorios. Si muchas personas requieren de estos servicios al mismo tiempo, el escenario será dramático y más gente morirá.

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La única forma de demostrar ese compromiso con la salud propia, la de los seres queridos más próximos y la de todos los que vivimos en esta tierra, vale repetirlo, es una sola: quedándose en casa y extremando los cuidados de prevención al máximo. En estos casos, hacerse el vivo es sencillamente criminal. Decir que uno irá a tal o cual lugar o visitará a alguien “un ratito nomás” es un engaño y una actitud temeraria. La consigna es cumplir a rajatabla con el confinamiento y salir exclusivamente para cubrir las necesidades básicas. Y, en estos casos, que lo haga un solo miembro de la familia y con todos los recaudos, ampliamente difundidos ya a estas alturas.

Los que merecen especial cuidado son los ancianos y quienes padecen enfermedades de base, ya que son los más vulnerables y los que tienen menos posibilidad de sobrevivir en caso de contraer el virus. Pero la verdad es que muchas de estas personas en general ya están acostumbradas a un ritmo de vida menos acelerado y más hogareño. Por eso, es importantísimo que para protegerlos, sus allegados sanos y de menor edad los honren aislándose. En esta coyuntura, el mayor acto de amor hoy es no visitar, no abrazar, no besar, lo cual –por supuesto– no significa abandono, porque la tecnología disponible brinda la posibilidad de mantener el contacto y el cuidado.

Todos estamos empujando el mismo carro y aunque es duro y complicado, de repente han pasado ya once días de aislamiento social cumplido en mayor o menor medida, y en las casas las familias han echado mano de toda su creatividad para pasarlo de la mejor manera posible. Pudimos hacerlo hasta hoy y podemos continuar, porque de eso depende que la enfermedad no se expanda.

Ciertas cifras oficiales, como que la cantidad de contagiados en Paraguay es una de las menores del mundo, o que hubo un día en el cual no se detectó ni un solo caso de coronavirus, no deben ser tomadas como victorias. Es necesario entender que –tal como lo corroboraron las autoridades– esos números aún bajos pueden deberse a que solo se realizan hasta treinta pruebas por día, por las limitaciones de bioseguridad, la carencia de profesionales y de cantidad de kits de test disponibles. Entonces es muy posible que los casos reales sean muchos más, y como han demostrado las experiencias de otros países, la progresión puede ser dramática con el correr de los días.

En el mundo son ya más de 246.000 los casos confirmados de esta enfermedad y más de 10.000 los muertos. El ministro de Salud Pública, Julio Mazzoleni, explicó que por cada deceso causado por el covid-19 se puede estimar que existen 100 personas enfermas, aunque sus casos no hayan sido confirmados.

En pocas palabras: el virus ya está entre nosotros y nuestra arma para derrotarlo es tan sencilla como quedarse en el hogar, para que cuando sea prudente podamos volver a abrir la puerta y retornar a la vida normal, con la menor cantidad de bajas y daños posibles.