La olvidada capital del Paraguay

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La crisis sanitaria obligó a que los festejos oficiales por el aniversario de Asunción tengan esta vez un formato virtual. Se trata de una novedad comprensible, aunque hubiera sido mejor que lo nuevo haya consistido en que la “Madre de Ciudades” superó por fin la crisis urbanística en la que está sumida desde hace largos años. El catálogo de males resulta muy extenso, tanto que hasta cabría preguntarse si los habitantes de la inhóspita capital del país tienen hoy motivos para celebrar, más allá del sentimentalismo fundado en la historia. Asunción merece mucho más y está en manos de la gente hacer que eso sea posible. Al saludar a nuestra querida ciudad en este nuevo aniversario, esperamos que en el futuro los graves problemas referidos sean superados, gracias también a que la ciudadanía sepa elegir mejor al intendente y a los concejales.

La crisis sanitaria obligó a que los festejos oficiales por el aniversario de Asunción tengan esta vez un formato virtual. Se trata de una novedad comprensible, aunque hubiera sido mejor que lo nuevo haya consistido en que la “Madre de Ciudades” superó por fin la crisis urbanística en la que está sumida desde hace largos años, sin que los sucesivos intendentes y concejales hayan atinado tan siquiera a atenuarla. Hay calles y veredas deterioradas, la basura no se alcanza a recoger en su totalidad, las plazas están descuidadas, la terminal de ómnibus es vergonzosa, los cementerios están arruinados, los “cuidacoches” ocupan la vía pública, los sucios mercados apeligran a los visitantes, hay semáforos descompuestos, el ¨Centro histórico¨ es desolador...

El catálogo de males resulta muy extenso, tanto que hasta cabría preguntarse si los habitantes de la inhóspita capital del país tienen hoy motivos para celebrar, más allá del sentimentalismo fundado en la historia. Con certeza, no podrían afirmar que están contentos por vivir en una ciudad acogedora, que cuenta con autoridades y funcionarios honrados, eficientes y comprometidos con el bienestar de la población.

Quizá no sea arriesgado afirmar que, en términos generales, ellos se distinguen más bien por las cualidades contrarias y que sus resultados están a la vista, incluso en el palacete municipal: los funcionarios vagan por los pasillos o están sentados en sus oficinas sin nada que hacer, lo que resulta lógico porque es imposible asignar tareas administrativas razonables a cada uno de ellos: juntos con los contratados y jornaleros, hacen que sean más de 8.000 los presupuestados.

El feroz clientelismo practicado por los ediles, en primer lugar, también conduce a que la Municipalidad se endeude cada año para cubrir sus cuantiosos gastos de personal y que los de inversión sean insuficientes para mantener y ampliar la infraestructura urbana.

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Conste que ello no impide el derroche ni la corrupción lisa y llana, como se desprende de la costosa “bicisenda” apenas utilizada y de las casillas instaladas en el paseo central de la avenida Quinta, concesionadas ilegalmente y a cambio de un soborno en la era Ferreiro. Como se sabe, la podredumbre moral también afecta a la aprobación de planos, según denuncias, a platazo limpio; al perdón de multas de tránsito o a la obtención de un puesto de venta en el Mercado de Abasto.

Por supuesto, también hay autoridades municipales electas a las que no les hace asco la corrupción, que suele hallar un campo fértil en los procesos licitatorios. En este momento, la Municipalidad afronta una demanda del Consorcio TX por 15 millones de dólares relativa a un contrato de consultoría para el sistema de gestión tributaria. Además, está pendiente de resolución otro laudo arbitral sobre la rescisión del contrato sobre la gestión del estacionamiento céntrico tarifado: la firma Parxin reclama cinco millones de dólares. Para peor, la Justicia acaba de fallar que los abogados de Ivesur tienen derecho a cobrar elevadas sumas en concepto de honorarios, por su intervención en el laudo arbitral que perdió la Municipalidad: ellos fueron, entre otros, Sergio Coscia y Juan Ernesto Villamayor, hoy procurador general de la República y jefe del Gabinete Civil de la Presidencia de la República, respectivamente. Todo esto habla, por decir lo menos, de una administración chapucera que puede costar muy caro a los contribuyentes.

La ineficiencia también se nota en materia interinstitucional: como la Essap SA no coordina sus labores con la Municipalidad, sus trabajadores suelen perforar calles recién reparadas y, por ejemplo, cerca del cruce de las avenidas Santa Teresa y Aviadores del Chaco –zona que tuvo un gran desarrollo– fluye hoy día agua servida sobre el asfalto. Esto significa que las entidades públicas no acompañan el crecimiento edilicio y comercial.

Por otro lado, la Ley Nº 6284/19 declaró patrimonio histórico nacional las plazas Independencia, Juan de Salazar y la de Armas, incluyendo los monumentos históricos, y encargó a la Secretaría Nacional de Cultura (SNC) coordinar los planes y prever los rubros presupuestarios para su mantenimiento. Hasta ahora, la SNC nada ha hecho, así que es presumible que fueron trabajadores municipales los que hicieron que la Plaza de Armas luzca baldosas muy mal puestas y que los cordones de las veredas circundantes estén “parchados” y pintados de la peor manera, tal como los del microcentro.

Quizá el mayor atractivo de Asunción sea hoy la avenida Costanera, en cuyas inmediaciones se puede pasear o hacer ejercicios, aunque en estos días no sea aconsejable hacerlo por la noche: hace un par de semanas estaban “quemados” 103 artefactos eléctricos, siendo el más peligroso el tramo a cargo del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones. Además, fueron robados los cables que conectan las columnas, lo que recuerda que el céntrico “Paseo de las Luces” fue inutilizado por vándalos y que también la población tiene su cuota de culpa en la deplorable calidad de vida asunceña: no se limpian lotes baldíos, se arroja basura a corrientes de agua, no se respeta la franja peatonal, se estaciona en veredas y los ruidos molestos parecen no molestar a nadie entre otras muestras de incivismo impune. Mario Ferreiro fue una gran decepción y su reemplazante, Óscar Rodríguez (ANR), en vez de sanear la administración y de cumplir la Ley de Información Pública y Transparencia Gubernamental, se ocupa más bien de las redes sociales y de devolver con cargos favores políticos. Asunción merece mucho más y está en manos de la gente hacer que eso sea posible.

Al saludar a nuestra querida ciudad en este nuevo aniversario, esperamos que en el futuro los graves problemas referidos sean superados, gracias también a que la ciudadanía sepa elegir mejor al intendente y a los concejales.