El Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) ha informado el inicio de las obras “complementarias” del puente Asunción-Chaco’i, sin que hasta la fecha tenga aprobado el correspondiente proyecto ejecutivo de ingeniería de la obra. Esta decisión llama poderosamente la atención en razón de que, como en el caso del fraudulento proyecto metrobús, el ministro Arnoldo Wiens ha incurrido en el mismo craso error de su predecesor en el cargo, Ramón Jiménez Gaona, al emitir la orden de inicio de los trabajos de la monumental obra de ingeniería vial, sin reunirse todos los requisitos indispensables. Aun cuando la orden haya sido aprobada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que financia el proyecto, está aún fresca en la memoria que hizo lo mismo al ordenar el inicio prematuro del fallido proyecto de transporte, que causó enormes pérdidas para el país. Increíblemente, ahora se está incurriendo en los mismos errores. Es más, de cara a la desastrosa experiencia del metrobús, la Contraloría recomendó al MOPC que solo licite obras que tengan un diseño ejecutivo terminado. Y se repite la historia: la contratista ya cobró un anticipo de US$ 10,7 millones, mientras el diseño de la obra recién se está revisando en Brasil por “expertos” en puentes atirantados.
Pero, al ignorar olímpicamente la recomendación del órgano de control de las actividades económicas y financieras del Estado, la actitud del ministro Wiens es censurable. Y eso es lo que preocupa, pues, lo que comienza mal, suele terminar mal; más aún cuando ni siquiera se sabe todavía el final de la película de la colosal estafa al Estado con el metrobús, que a la fecha ronda ya los US$ 70 millones.
Ante la posibilidad de un nuevo colosal perjuicio a la Nación, pasan a segundo plano los entretelones políticos y financieros suscitados entre grupos económicos de interés que derivaron en el cambio del sitio de ubicación del puente sobre el río Paraguay, así como las especulaciones acerca de eventuales inversiones privadas en los municipios enclavados en la margen derecha del río epónimo una vez listo el puente. Con la memoria pública herida con el desastre no mitigado del metrobús, lo que importa sobremanera en estos momentos es que este importante proyecto de tercer enlace vial entre las regiones Oriental y Occidental del país no corra la misma suerte que el otro malhadado emprendimiento.
En tal sentido es que la obra en cuestión, que se adjudicó en diciembre del año pasado al Consorcio Unión, conformado por las empresas CDD Construcciones S.A. y la Constructora Heisecke S.A. (César Delgado y José Luis Heisecke) por un monto de G. 789.417 millones, está hoy bajo la lupa de la opinión pública. Lamentablemente, de forma recurrente, tanto el ministro Wiens, como sus colaboradores, así como referentes del consorcio Unión se han mostrado llamativamente renuentes a responder a las inquietudes ciudadanas acerca del proyecto y sus implicancias económicas, sociales, ambientales y urbanísticas.
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A propósito, hace tiempo que gremios representativos de la sociedad civil, como el de los arquitectos del Centro de Investigación, Desarrollo e Innovación (CIDI), el Centro de Armadores Fluviales y Marítimos (Cafym), medios de comunicación y otros sectores sociales han peregrinado hasta el MOPC en procura de informaciones de interés público fidedignas relativas al proyecto de marras. Pero, curiosamente, sus solicitudes hasta ahora han caído en saco roto. Tampoco los referentes del consorcio adjudicatario Unión han aceptado responder a tales requerimientos. Parece que olvidan que se trata de una obra pública, y que está en juego dinero del contribuyente.
Ante la insistencia ciudadana en procura de informaciones fidedignas al respecto, tanto el MOPC como el consorcio adjudicatario han apelado a la peregrina excusa de supuesta “confidencialidad” del proyecto. Pretexto traído de los pelos que solo ha potenciado la sospecha de que el ministro Wiens, al igual que su mencionado predecesor, tiene cocinada una olla podrida en la que se cuecen habas para estafar nuevamente al Estado, con modalidad idéntica a la empleada en el proyecto metrobús.
Haciéndose eco de la inquietud pública ante el hermetismo del MOPC respecto de solicitudes de interés público relativas a dicho proyecto, últimamente la Cámara de Diputados aprobó una resolución de pedido de informes dirigido al MOPC, al Ministerio de Hacienda, al Ministerio de Urbanismo, Vivienda y Hábitat (MUVH) y el Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible (Mades), para que dichas instituciones procedan a aclarar los cuestionamientos inherentes al proyecto del mencionado puente. Igualmente, solicitaron que los municipios afectados por el área de influencia de la obra informen sobre sus planes de urbanización concomitantes. Al respecto, el diputado Sebastián García (PPQ) resaltó que actualmente se tienen varios cuestionamientos respecto de la forma en que se está impulsando el proyecto.
Por otra parte, el presidente de la Cafym, Eduardo Dos Santos, adelantó que la obra se ejecutará con importantes modificaciones por razones de la navegabilidad del río, pese a haber sido adjudicada con la modalidad de “suma alzada”, vale decir, que el monto del contrato no puede sufrir variación. Pero, sin embargo, todo indica que necesariamente el mismo sufrirá aumento de costo. Resulta que, al igual que el fatídico contrato del metrobús, el del puente Asunción-Chaco’i fue tramitado ante el BID para el préstamo de financiación, y con posterioridad para la firma del contrato con el consorcio Unión, con base en un simple anteproyecto. Un anteproyecto de ingeniería es una caja de Pandora que puede abrirse a un sinnúmero de andariveles de delitos de estafa y de lesión de confianza, a la manera que se dio con la adenda de la “zanja técnica” (cableado subterráneo) que encareció el costo del proyecto metrobús en un 35 por ciento, a más de otros chanchullos públicamente conocidos.
“Desde Cafym comunicamos al MOPC todos los requerimientos de la navegación actual y futura. Entiendo que el consorcio Unión presentará un nuevo diseño al MOPC, tomando todos esos criterios”, señaló el señor Dos Santos, al tiempo de aclarar que el gálibo (altura del puente) tendrá 29 metros, en vez de los 22 previstos en el anteproyecto, y que el vano central 300 metros en vez de los 200 contemplados en el anteproyecto. “Eso hace meses quedó resuelto y el puente ya se construye con base en las nuevas medidas”, dijo.
El hecho concreto es que el consorcio Unión ha iniciado los trabajos en la zona de obras, y eso implica legalmente que el ministro Arnoldo Wiens ha autorizado el inicio de los trabajos de construcción del puente Asunción-Chaco’i. Y lo ha hecho al parecer cometiendo el mismo error de su antecesor, Ramón Jiménez Gaona, en el caso metrobús, con base en un simple anteproyecto de ingeniería y haciendo caso omiso a expresa recomendación de la Contraloría. Ella tiene la palabra al respecto de este flagrante desacato a su autoridad por parte del titular del MOPC.