Promediando el cuarto mes de 2021, es un hecho lamentable que Paraguay todavía no haya podido iniciar una campaña de vacunación lo suficientemente masiva como para pretender cortar la circulación del coronavirus y disponerse a volver a la normalidad. No obstante, han surgido nuevas circunstancias que abren un espacio para cierto optimismo sobre las posibilidades que tiene el país de inmunizar a gran parte de la población adulta este año. Es de vital importancia que el Gobierno le otorgue la más alta prioridad a ese objetivo sin escatimar recursos ni tiempo, para asegurarse de no desaprovechar oportunidades por imprevisión o por problemas de gestión, como ya ha ocurrido en el pasado.
El desafío es grande, pero no imposible. La población proyectada a 2021 es de 7.353.000 habitantes. Si se considera que, por el momento, las vacunas anticovid no están indicadas para menores de 18 años, la población total en edad de vacunarse es de unos 4,5 millones, para lo que se necesitarían 9 millones de dosis, tomando en cuenta que casi todas las variedades aprobadas demandan la aplicación de dos dosis por persona.
Sin embargo, a los efectos de contener la pandemia, no es fundamental que se vacunen todos en una primera instancia. La meta oficial para alcanzar una “inmunidad de rebaño” es llegar en 2021 a entre el 30 y el 50 por ciento de la población, para lo cual se requerirían entre 5 y 7 millones de dosis. El número sigue asustando, pero es relativamente pequeño en comparación con lo que necesitan países más poblados. Por mencionar el caso más extremo de la región, Brasil precisa unos 300 millones de dosis. Esta es una de las razones que hacen pensar que la meta paraguaya no es inalcanzable.
Otra de las razones que alientan cierto optimismo es que se han conseguido nuevas fuentes de abastecimiento, especialmente la farmacéutica india Bharat Biotech, con la que, según se informó, hay un preacuerdo para adquirir 2 millones de dosis de Covaxin, recientemente aprobada para uso de emergencia.
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Es cierto que hasta ahora solo han llegado 183.000 dosis, que solo alcanzan para el personal de blanco y una pequeña parte de adultos mayores, pero antes de fin de mes arribarían otras 250.000 y para mayo se aguarda el primer flujo realmente importante, de aproximadamente 1 millón de dosis, conformado por 400.000 de la estadounidense Moderna donadas por el gobierno de Qatar, 100.000 de lo que va entregando con cuentagotas el mecanismo Covax de la Oxford/AstraZeneca y 500.000 de Covaxin. De concretarse estos anuncios, en el corto plazo se completarían un millón y medio de dosis, lo que representa un tercio de la meta mínima, y todavía faltaría otro millón y medio de Covaxin, con lo que se llegaría a la mitad o más de la meta ya en el primer semestre.
Salvo nuevos contratiempos que no se estén avizorando, en el segundo semestre el panorama se presenta favorable. Uno de los motivos es que los países desarrollados han avanzado mucho en sus programas de vacunación, lo que, sumado al verano en el hemisferio norte, debería aliviar la presión sobre los fabricantes y aumentar la disponibilidad global de vacunas. Es de esperar que para entonces el sistema multilateral empiece a cumplir con nuestro país (Covax prometió proveer 4.300.000 dosis en 2021).
Las vacunas anticovid están funcionando, más allá de los lógicos problemas que se van encontrando en el camino, que hasta el momento son aislados. En general, los países que han logrado una amplia inmunización están viendo claramente los buenos resultados. Chile, donde los contagios y fallecimientos han crecido, es un caso en estudio que probablemente está vinculado a la reducida eficacia de las variedades chinas, algo inusualmente admitido oficialmente por el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de la República Popular. Pero aun esto es solucionable, ya que se están probando mezclas para elevar su capacidad. En cuanto a las variedades de “ARN mensajero”, que son un hito en la historia de la ciencia, se acaba de publicar un estudio de CDC (Centers for Disease Control and Prevention, de Estados Unidos) que prueba su alta efectividad en el “mundo real” (fuera de ensayos).
Todos estos factores combinados alimentan la esperanza de que esta verdadera pesadilla que ha vivido el mundo, con 3 millones de muertos, economías arruinadas, miles de empresas quebradas, pérdida de cientos de millones de empleos y fuerte aumento de la pobreza, está próxima a terminar. Paraguay, por su población relativamente pequeña, tiene todo para no quedarse rezagado, pero depende mucho de la diligencia y la capacidad de gestión de las autoridades responsables. El país está en sus manos.