El Ministerio de Salud Pública ha informado que esta última semana se traspasó la línea de 3 millones de vacunas anticovid administradas en el país, pero ello no debe crear la errónea impresión de que ya se ha conseguido un avance siquiera cercano a lo suficiente. La verdad es que, promediando el octavo mes del año, solo poco más del 20 por ciento de la población adulta ha recibido las dos dosis, falta muchísimo para alcanzar una meta razonable de inmunización y las cifras de contagios y muertes, aunque afortunadamente han cedido, siguen siendo sumamente altas, con Paraguay todavía en la zona roja del mapa de la pandemia a nivel mundial.
Al 13 de agosto, de acuerdo con los datos divulgados por el MSP en su conferencia de prensa del viernes, oficialmente se habían vacunado 2.197.026 personas, lo que representa el 30% de la población total, de las cuales 1.025.189 habían completado las dos dosis. Por auspiciosos que parezcan los números, con ello Paraguay continúa estando entre los países más rezagados en sus programas de vacunación en América Latina, que es, a su vez, la región del mundo donde menos se ha vacunado después de África.
En términos absolutos el panorama es todavía más decepcionante, porque Paraguay es el país menos poblado de Sudamérica después de Uruguay y las Guayanas y, pese a ello, el Gobierno no ha podido conseguir en tiempo y forma las vacunas necesarias para una amplia inmunización. Tres millones de dosis puede aparentar mucho, pero el mencionado Uruguay, con menos de la mitad de nuestra población, ha obtenido y administrado 5 millones de dosis, lo mismo que Bolivia, pese a sus complicadas condiciones geográficas. Ecuador, por citar a otro de los más pequeños de la región, aplicó 15 millones de dosis, y aun Venezuela, en medio de su descalabro sociopolítico, había aplicado 4 millones al 12 de julio, según lo último que dio a conocer.
Pese a todo, la buena noticia es que la vacunación claramente está funcionando, ya que el número de contagios y fallecimientos por covid ha caído significativamente en forma directamente proporcional desde que arribó la primera gran partida de un millón de dosis de Pfizer donadas por Estados Unidos, en línea con el comportamiento global en el mismo sentido y desmintiendo a los movimientos “antivacunas”, que siguen insistiendo en teorías de conspiración y supuestos peligros sin evidencia científica válida.
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Después de haber permanecido durante varias semanas, entre mayo y julio, en el triste ¡primer lugar en el mundo! de fallecimientos por covid por millón de habitantes, con un pico de 19,7 muertes por millón el 13 de junio, hoy las cifras diarias han caído a 3,5 por millón con tendencia a la baja, mientras que los casos positivos pasaron de más de 3.000 diarios en mayo a alrededor de 300 en la actualidad. Todo gracias a la vacunación.
Pero eso no significa, ni mucho menos, que la pandemia en Paraguay ha sido derrotada. Las cifras proporcionales de fallecimientos todavía triplican el promedio global y están entre las 30 más altas del mundo. Aún falta aplicar un millón de segundas dosis solamente para alcanzar la meta mínima de inmunizar a un tercio de la población, lo cual abarcaría a la mitad de los mayores de 18 años. Pero para vacunar con dos dosis a todos los adultos, que sería lo ideal, se necesitan 6.500.000 aplicaciones, más del doble de todo lo que se hizo en lo que va del año, y eso sin considerar la posibilidad de incluir a los mayores de 12 años.
Además de la situación sanitaria, hay áreas enteras de la economía que siguen sin poder rehabilitarse o están trabajando en medio de serias dificultades, sobre todo en el sector terciario, de servicios, comercio, hotelería y turismo, gastronomía, eventos y entretenimientos, que son donde se emplea la mayor parte de la mano de obra nacional. Hay muchísimas empresas que ya se han ido a la quiebra o están sobreendeudadas y al borde de ello, o emprendimientos que se han interrumpido o proyectos de inversión que se han cancelado. En el campo de la educación pública, este será un segundo año prácticamente perdido, con un sistema híbrido y desorganizado que a todas luces no responde a las exigencias y que ha hecho caer gravemente el nivel de aprendizaje, sobre todo entre los más pobres. Y tampoco se puede soslayar que la ciudadanía en general viene soportando estoicamente más de 17 meses de restricciones ininterrumpidas y cercenamiento permanente de sus libertades.
Por lo tanto, mientras sigan falleciendo decenas de personas cada día por covid, mientras los niños y jóvenes no vuelvan a clases presenciales, mientras no se restablezca el consumo y se reactiven todos los segmentos de la economía real, mientras la gente no recupere el completo ejercicio de sus derechos constitucionales, la vacunación seguirá siendo la gran prioridad nacional. Era donde el Gobierno no podía fallar y, lamentablemente, falló. Ahora solo cabe no conformarse con lo poco conseguido, volver a redoblar esfuerzos y poner cuanto antes al país plenamente en marcha.