Junta Municipal no debe agrandar el profundo pozo sospechado de “Nenecho”

Aún se ignora el destino que tuvieron los más de 500.000 millones de guaraníes, productos de unas emisiones anteriores, pero el intendente “Nenecho” Rodríguez (ANR, cartista) ya se apresta a lanzar más bonos por valor de 380.000 millones. Así lo hizo luego de que la sumisa Junta Municipal le aprobó la nueva emisión, supuestamente para obras físicas. Dados los penosos antecedentes que se vienen ventilando, que hablan de una gran oscuridad en la utilización de los fondos anteriores, los concejales no deben aprobar ninguna otra operación de bonos, sino más bien revocar la autorización otorgada o suspender su ejecución.

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Aún se ignora el destino que tuvieron los más de 500.000 millones de guaraníes en danza, productos de unas emisiones anteriores, pero el intendente capitalino Óscar “Nenecho” Rodríguez (ANR, cartista) ya se apresta a lanzar más bonos por valor de 380.000 millones, para lo cual invitó a casas de bolsa a presentar sus respectivas ofertas. Así lo hizo luego de que la sumisa Junta Municipal haya aprobado el 17 de abril la nueva emisión, que tendría por objeto financiar supuestamente la construcción de tres cuencas pluviales y de cuatro puentes vehiculares, así como la señalización de calles y el uso de pavimento de hormigón. El permiso fue dado tres semanas antes de que salga a la luz el aparente desvío de fondos que mantiene en vilo a la ciudadanía asuncena y del que se está ocupando la Contraloría General de la República (CGR), a la que podría sumarse el Ministerio Público.

Dados los penosos antecedentes que se vienen ventilando profusamente, que hablan de una gran oscuridad en la utilización de los fondos anteriores, los concejales no deben aprobar –se trataría en la sesión de mañana– ninguna de las ofertas entregadas, sino más bien revocar la autorización otorgada o suspender su ejecución mientras no se aclare, como debe ser, qué se hizo de la sideral suma antes recaudada, que los contribuyentes deberán devolver con intereses. Aunque la Superintendencia de Valores del Banco Central haya dado su visto bueno a la operación en marcha, sería inadmisible que ella prosiga mientras el enorme escándalo no haya sido dilucidado. El intendente podrá jurar que esta vez el dinero público será íntegramente invertido en la infraestructura de la ciudad, sin sufrir ningún desvío. No obstante, la moral y el sentido común exigen que en tanto no rinda cuentas de lo anterior, no se le vuelva a confiar la administración de los fondos logrados mediante cualquier otra emisión de bonos.

Por lo demás, la citada Superintendencia tiene la facultad de suspender o cancelar una oferta pública si hay indicios de que las negociaciones fueron fraudulentas. Si ahora resulta que en las realizadas en torno a los ocho bonos anteriores la Municipalidad presuntamente actuó con engaño porque lo ingresado no fue invertido en obras físicas, no puede descartarse que lo mismo se repita ahora. Incluso si existiera la certeza de que ello no ocurriría, es preciso abortar la actual negociación. Habrá que ver si la Junta Municipal, en la que el intendente tiene una sólida mayoría de leales, vuelve a apoyarle a ciegas. Sus miembros deben saber que corren el serio riesgo de convertirse en sus cómplices o encubridores si se confirman irregularidades y, por tanto, de tener que responder con sus bienes. Aprobar las ofertas de esta nueva emisión supondría renovar el voto de confianza con respecto a la ejecución de la anterior, que solo habría servido para cubrir déficits, o sea, para “bicicletear”, entre otras cosas.

Hasta ahora, salvo alguna excepción como la de Álvaro Grau (PPQ), los ediles no han mostrado interés alguno en averiguar a qué canales habrían sido desviados los más de 500.000 millones de guaraníes. Pues bien, ahora tendrán la ocasión de no reiterar su presunta inconducta, absteniéndose de dar el gusto a “Nenecho”, al menos mientras la CGR no se haya pronunciado con respecto al uso de esos fondos que despierta tantas dudas. Sería vergonzoso que la Junta Municipal vuelva a ponerse al servicio de quien no ha tenido la decencia de explicar cabalmente a los contribuyentes qué se hizo con su dinero. Mientras el profundo agujero siga abierto, es intolerable que se corra el serio peligro de ahondarlo con 380.000 millones de guaraníes adicionales.

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