Que sean momentos para celebrar y no para lamentar

Dada la triste experiencia de todos los años, no debe sorprender que, entre el 24 y el 28 de diciembre últimos, el asunceno Hospital del Trauma haya atendido a 811 personas, en su mayoría víctimas de accidentes de tránsito, sobre todo motociclísticos. Tampoco resulta insólito, ni mucho menos, que casi todos los 135 niños socorridos hayan sido lesionados por petardos, hasta el punto de que hubo quienes perdieron parte de sus dedos. El denominador común es la imprudencia, tanto de las víctimas como de los padres o encargados de cuidar a los menores. Felizmente, hasta ayer nadie habría sido hospitalizado por haber sufrido el impacto de una bala “perdida”, atendiendo que también los tiros al aire son una cuestionable expresión de regocijo para muchos irresponsables. Cabe esperar que el 2026 comience con una conducta acorde con el buen sentido, en provecho propio y en el del prójimo. Es decir, que el fin de año y el comienzo de uno nuevo sean momentos para celebrar y no para lamentar.

Dada la triste experiencia de todos los años, no debe sorprender que, entre el 24 y el 28 de diciembre últimos, el asunceno Hospital del Trauma haya atendido a 811 personas, en su mayoría víctimas de accidentes de tránsito, sobre todo motociclísticos. Tampoco resulta insólito, ni mucho menos, que casi todos los 135 niños socorridos hayan sido lesionados por petardos, hasta el punto de que hubo quienes perdieron parte de sus dedos. El denominador común es la imprudencia, tanto de las víctimas como de los padres o encargados de cuidar a los menores. Felizmente, hasta ayer nadie habría sido hospitalizado por haber sufrido el impacto de una bala “perdida”, atendiendo que también los tiros al aire son una cuestionable expresión de regocijo para muchos irresponsables.

El director general del citado hospital, Juan Manuel Fernández, dijo que afortunadamente ese nosocomio no llegó a “colapsar”. El médico llamó a los conductores a la cordura al informar que un bebé de un año yace con muerte cerebral tras sufrir un accidente en motocicleta. Es evidente que los programas de educación vial no ayudan lo bastante para evitar tanta inconciencia, aunque serían innecesarios para inculcar lo que dice el simple sentido común.

Por su parte, el jefe del servicio de cirugía de manos del mismo hospital, Jesús Marín, preguntó qué hace un niño con un petardo, obviamente proveído por adultos convencidos de que el estruendo es una irreprochable manifestación de su propia alegría, aunque ello arriesgue la integridad física del menor e implique la violación de la Ley N° 6390/19, que regula la emisión de ruidos. Más allá de las secuelas corporales y psíquicas que se arrastran de por vida, el tratamiento de una grave lesión causada por la pirotecnia puede costar a los contribuyentes varios millones de guaraníes, según el facultativo antes mencionado.

El último 27 de diciembre, el Sistema 911 de la Policía Nacional recibió 2.309 llamadas, debidas en su mayoría a la polución sonora y a la violencia familiar, delito este último que suele estar vinculado, a fines de año, con el excesivo consumo de alcohol, algo que también incide en los accidentes vehiculares, que se multiplican en estos días.

Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy

La Policía Municipal de Tránsito de Asunción anunció en noviembre que reforzaría su vigilancia y apeló a la conciencia ciudadana, sin que sus controles ni su llamado parezcan haber surtido efectos. Más allá de lo que hagan o dejen de hacer los organismos competentes, importa mucho celebrar el Año Nuevo en paz, esto es, sin molestar a los demás ni –mucho menos– poner en peligro su vida. Hay suficientes motivos para quejarse de la función pública, pero cada uno, ejerciendo una sana autocrítica, debería preguntarse si su comportamiento diario se ajusta a las reglas de convivencia y urbanidad.

Es perfectamente factible festejar respetando el derecho ajeno, incluyendo el de una criatura a su integridad física, aunque la insensatez de sus propios padres les impida entenderlo. Duele decirlo, pero todo indica que hay mucho que hacer en materia de concienciación, siendo de esperar, por de pronto, que en este Año Nuevo no haya tantas víctimas que lamentar: sería una buena manera de empezar el año el hecho de que el civismo, es decir, la conducta respetuosa con las normas de convivencia pública, esté ganando terreno. Es lamentable que haya tantas quejas con respecto a la polución sonora, pero, por otro lado, es plausible que al menos sean expresadas con frecuencia, en vez de soportar esa molestia en silencio.

Cabe esperar, entonces, que el 2026 comience con una conducta acorde con el buen sentido, en provecho propio y en el del prójimo. Es decir, que el fin de año y el comienzo de uno nuevo sean momentos para celebrar y no para lamentar.