Ña Josefa contó que su “secreto” a lo largo de todos estos años fue su fe en Dios y en la Virgen María. Relató que desde muy joven se dedicó a la catequesis y también trabajó en la recolección de algodón y en una imprenta, además participó de la confección de uniformes de los soldados de la Guerra del Chaco (1932-1935).
Indicó que su comida favorita es el caldo de verduras con poca sal, pero con abundante queso Paraguay, que hasta ahora ella misma cocina. Expresó que no le apetece desayunar café con leche, sino un delicioso bife de carne vacuna con cebolla y ajo.
La mujer comentó que su actividad diaria se basa en los trabajos domésticos de la casa, como limpieza y elaboración de alimentos.
En la sala de su domicilio tiene un altar con antiguas imágenes de santos y santas que pertenecían a sus padres y sus abuelos. Todos los días, puntualmente a las 15:00, reza la “Coronilla a Jesús de la Divina Misericordia”.
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Ña Josefa al cumplir sus cien años dejó un sabio consejo a todos sus hijos, nietos, bisnietos y tataranietos y les pide que “no fallen con nadie”.
“No quiero que mientan. No quiero que practiquen cosas que perjudiquen a los demás. Que nunca sean tramposos porque todo esto les llevará a la perdición, pero las virtudes les llevará al cielo”, expresó la cumpleañera.
