Los trabajadores del barrio San Agustín (conocido como Posada) indicaron que igual están produciendo ladrillos, respetando las medidas sanitarias. El problema es la comercialización, porque las obras civiles están paralizadas y las ventas cayeron un 70%, de acuerdo a lo mencionado por trabajadores del sector.
Muchos continúan trabajando en la fabricación de los materiales, pero debido a la nula venta no tienen capital económico suficiente para sostener sus familias, que ya están afectadas por la crisis.
En el barrio San Agustín más de 500 personas trabajan en olerías y alrededor de 2.500 personas dependen indirectamente del rubro.
Algunos trabajadores indicaron que están soportando la situación con la asistencia económica otorgada por el Gobierno nacional, pero urgen igualmente la flexibilización gradual de las medidas restrictivas. Es necesario que sean habilitadas las obras civiles para poder vender sus productos.
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