Necesitamos que las autoridades nos escuchen y nos den la oportunidad de ganarnos la vida trabajando. Nuestra situación es muy precaria; desde que se cerró el puente no podemos trabajar y ya no tenemos qué comer, expresó Mirta Viveros, una de las trabajadoras de esta zona de frontera.
Los informales dijeron que esperan mayor acercamiento de las autoridades comunales y departamentales. “Queremos que vengan a ver nuestra situación; queremos propuestas de ellos para seguir trabajando. Muchos de nosotros no recibimos los subsidios estatales”, agregó.
Viveros señaló que unas 2.000 personas en la ciudad están sin actividad económica desde que se declaró la emergencia sanitaria para mitigar la propagación del covid-19. Los más afectados son los vendedores callejeros, taxistas, paseros de mercaderías y motoqueiros.
“Necesitamos fuentes de trabajo, como huertas familiares o panaderías comunitarias para el sustento de nuestras familias”, indicó.
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