Aparece otra denuncia de acoso contra sacerdote

Una nueva denuncia de presunto acoso sexual se presentó en la fiscalía de Presidente Franco contra el cura párroco local, Rubén Cáceres. La acusación es de una joven de 18 años, miembro de la Pastoral Juvenil. El caso se suma al último que afecta al presbítero Silvestre Olmedo, de Limpio.

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PRESIDENTE FRANCO (Mariana Ladaga, de nuestra redacción regional). La denuncia fue presentada ante la fiscalía zonal el pasado 7 de diciembre por María Cecilia Cuenca Cardozo (18), acompañada por sus padres, Marta Cardozo y Salvador Cuenca. Igualmente, se denunció en la diócesis de Ciudad del Este, que abrió una investigación de tres meses.

La joven relató que Cáceres es párroco de Sagrado Corazón de Jesús y María, en el barrio San Lorenzo de esta ciudad. Dijo que el sacerdote está en el cargo desde enero de este año y siempre se mostró muy afín a la Pastoral Juvenil, conformada por 12 jóvenes.

“Primero parecía todo bien, él nos acompañaba en las actividades y después nos invitaba a cenar a los doce, con el acompañamiento de nuestros guías. Pero una noche recibí un mensaje de texto de él, en mi celular, por WhatsApp, pidiéndome que le pase una música. Yo no conocía su número de teléfono, pero por el grupo de trabajo que teníamos, le identifiqué”, señaló la denunciante.

Contó que el sacerdote comenzó a mandarle los mensajes a diario. “Con el transcurrir los días, los textos fueron más fuertes porque me pedía que le muestre mi cuerpo, que le mande fotos de cuerpo entero, preguntándome cómo estoy. Me decía mi chechi o mi estudiosa”, relató la denunciante. “Yo siempre me negaba a sus pedidos, pero me molestaba y quería irse junto a mí a la facultad en la que estudio”, recordó la joven.

Viaje

La integrante de la Pastoral Juvenil de Presidente Franco expresó que incluso el sacerdote le ofreció una vez ser su acompañante en un viaje a Encarnación. “Me dijo que allá iba a alquilar una pieza con una sola cama para los dos”, señaló.

La joven afirmó que ella siempre se negó a los pedidos del sacerdote y que trataba de evadirlo. Llegó a cambiar de número de teléfono y modificar sus cuentas en redes sociales. Expresó que en principio no le contó a su mamá porque la señora estaba peleando contra un cáncer de mamas.

“Yo llegaba a la iglesia y le pasaba la mano y él me abrazaba como para sentir mis pechos. Me asusté cuando un día rozó mi nalga durante el abrazo”, dijo la denunciante. Otra afectada

La joven expresó que lo mismo le venía ocurriendo a otra integrante de la Pastoral Juvenil, muy amiga suya, y que ambas se lo habían contado a un amigo miembro de la organización. Relató que en noviembre pasado finalmente ella le dijo a su madre y dejó de ir a la parroquia por una semana. Después se le informó que había sido suspendida.

Según la denunciante, sus padres fueron a hablar con el sacerdote, que dicen asumió lo que había ocurrido y les pidió disculpas.

Intentamos obtener la versión del cura párroco. Cuando acudimos a la parroquia la asistente dijo que el sacerdote estaba durmiendo la siesta y no podía despertarlo. Asimismo, llamamos a su teléfono celular, pero no atendió.

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