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El representante del Papa afirmó que la justicia civil tiene toda la libertad de investigar el caso, y aclaró que de parte de la jerarquía ya se tomaron las medidas correspondientes.
Al respecto, los acusados ya fueron separados de sus cargos y suspendidos para el ejercicio del ministerio, como ser presidir actos litúrgicos o impartir sacramentos. Ambos hasta pueden ser reducidos al estado laical, de acuerdo a decisiones anteriores tomadas por la Santa Sede.
Con el papa Francisco, ante estos casos hay tolerancia cero, por lo que no se descarta que muy pronto reciban la sanción de la Santa Sede.
Ovelar, siendo párroco, y Bareiro, su vicario, fueron denunciados de abusar de su feligresía. Los casos se remontan entre el 2011 y 2013. En marzo de 2015 llegó a la fiscalía, y hasta el momento los agentes del Ministerio Público no presentaron la acusación.
Ovelar actualmente vive en su casa en Loma Pytã, mientras que Bareiro frecuenta su casa y la sede la congregación de los Oblatos de María, a la cual pertenecen los dos.