Alvarenga relató que prácticamente están siendo sepultados por la problemática. Indicó que en los alrededores del puerto privado existen unas 300 a 400 familias que deben obligatoriamente soportar los restos de polvo, ruidos molestos y hasta olores nauseabundos provenientes desde el silo.
Indicó que existen días en que no pueden ni salir de sus dormitorios porque las pepitas de las semillas de maíz y soja caen como lluvia en sus viviendas.
Como consecuencia, varios niños y adultos desarrollaron problemas alérgicos, explicó. Sin embargo, dijo que nadie se hace responsable de la situación a pesar de que como vecinos, en reiteradas ocasiones intentaron conversar con responsables del puerto. “Ellos trabajan durante las 24 horas, mientras nosotros tenemos que soportar todo tipo de contaminación”, dijo Alvarenga.
Intentamos conocer la versión de algún responsable del Puerto Privado Unión SA. Pero en el número telefónico (021) 276 500 nadie atendió nuestras llamadas.
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