Don Francisco, a quien su esposa llama cariñosamente “Chico”, se mostró muy emocionado por el agasajo que le prepararon sus familiares. Saboreó al mediodía carne asada con sopa paraguaya.
Dos de sus tres hijos estuvieron presentes para festejar su cumpleaños, Ignacio (62) y Librada (55). No pudo asistir Santiago (72), quien reside en la compañía Arrua’i de Itá, y prometió su presencia para el día del padre, el domingo 21.
También compartieron con él ese día especial su yerno Herminio Molas, esposo de Librada, y sus nietos José, María Griselda y Joel Antonio, además su nuera Gumersinda, esposa de Ignacio.
José, uno de sus nietos, comentó que el tradicional desayuno de su abuelo es cocido con maní tostado y molido, mientras que su almuerzo generalmente es comida típica, como caldo de gallina, vori vori y so’o apu’a.
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El excombatiente aseguró que el secreto para una larga vida es comer sanamente, evitando el consumo de las comidas chatarras.
Recordó que cuando tenía 19 años se decretó la obligatoriedad de ir a la guerra y “como buen paraguayo”, no esperó una segunda llamada y acudió en defensa de la patria.
Al terminar la contienda, don Francisco retornó a su tierra natal. Comentó que volvieron del Chaco en barco y que se concentraron por unos días en un lugar cerca del río Paraguay donde actualmente está el estadio Defensores del Chaco.
El excombatiente resaltó la bravura, el fervor y el patriotismo que demostraron los soldados paraguayos, cualidades que aseguraron la victoria indiscutible del Paraguay.