Roban materiales de una popular periodista

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MÉXICO (EFE). Sujetos desconocidos asaltaron la vivienda de la popular periodista mexicana y defensora de los derechos humanos Lydia Cacho, de donde robaron material periodístico “altamente sensible” y mataron a una de sus perras, informó ayer la organización de periodistas Artículo 19.

“Robaron equipo de trabajo y material periodístico altamente sensible, además mataron a una perra que protegía la casa y otra fue envenenada. Se trata de un acto de represalia por su ejercicio de defensa de derechos humanos y de su libertad de expresión”, relató la organización en su página web.

La misma periodista confirmó los hechos a través de su cuenta de Twitter, donde expresó: “Por más que lo intenten no dejaré de investigar. El miedo no colonizará mi espíritu”.

Cacho agregó: “Soy periodista, soy feminista y defensora de los Derechos Humanos. El poder conlleva responsabilidad social”.

La informadora, especializada en corrupción y violaciones a los derechos humanos en México, explicó que sus “investigaciones están seguras fuera del país” y que los asaltantes solo pudieron llevarse “copias”.

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De acuerdo con Artículo 19, los agresores habrían irrumpido en el domicilio de la periodista en Puerto Morelos, en el suroriental estado de Quintana Roo, tras cortar los cables de las cámaras de seguridad. De allí, habrían extraído “equipo de trabajo, incluyendo una grabadora de audio, 3 cámaras fotográficas, varias tarjetas de memoria, una computadora portátil y 10 discos duros con información de alto interés público relacionada con casos de pederastia”.

“Además del robo de información, desordenaron su recámara, destrozaron objetos, entre ellos fotografías familiares y ropa interior”, informó Artículo 19.

El Gobierno de México pidió en enero último disculpas a Lydia Cacho al reconocer que el Estado violó sus derechos cuando fue agredida en el año 2005 tras denunciar una red de pederastas ligada a empresarios y gobernantes, un hecho que quedó impune.

La activista fue detenida en diciembre de 2005 por una decena de policías que, sin contar con orden de captura, la trasladaron de Cancún a Puebla en un vehículo propiedad del empresario de la industria textil José Kamel Nacif.

El empresario era uno de los principales señalados en el libro de investigación publicado por la periodista, “Los demonios del Edén”.