Shawudun Abdughupur, de 43 años, huyó a Auckland tras presenciar los violentos disturbios interétnicos de julio de 2009 en Xinjiang.
Aunque es ciudadano neozelandés, no le gusta hablar en público: teme lo que le pueda pasar a él, pero también a su madre, de 78 años. Cree que está en un campo.
“No puedo decir mucho”, dijo en su primera entrevista filmada, luchando contra las lágrimas. “No sé si el Gobierno de Nueva Zelanda puede protegerme. ¿Cómo podrían protegerme?”.
Después de negarse a dar detalles de sus reuniones con otros uigures, recibió un mensaje inquietante: “Podemos encontrarte. Estamos en Nueva Zelanda”.
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Ben Rhodes, quien pasó ocho años como ayudante de seguridad nacional durante la presidencia de Barack Obama, dijo que las democracias podrían mitigar algunas de las acciones de China, pero que los aliados tendrían que “cerrar filas”.
“La manera de afrontarlo realmente sería que Estados Unidos reuniera a otros países para enfrentarse colectivamente a los chinos en este asunto”.