WASHINGTON (EFE, AFP). Mientras la hostilidad retórica aumenta y las amenazas entre Irán y Estados Unidos se intensifican, dos exenviados de la Casa Blanca a Oriente Medio insisten en que ninguna de las partes está interesada en una guerra y resaltan el elemento personal de la disputa entre sus líderes.
En tanto, el secretario de Defensa de EE.UU., Mark Esper, compareció en el Pentágono para asegurar que el fallecido comandante de la Fuerza Quds de los Guardianes de la Revolución, Qasem Soleimaní, preparaba un ataque en cuestión de “días” y que hay “datos excelentes de inteligencia” confidenciales que lo demuestran.
Soleimaní murió en una operación estadounidense en Bagdad, capital de Irak. Era considerado el segundo líder más importante de la República fundamentalista iraní.
Esper también ofreció a Irán la posibilidad de conversar “sin condiciones previas” para rebajar las tensiones que se han intensificado tras la operación en Bagdad que acabó con la vida del general Soleimaní.
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“Hay una salida enorme que Teherán tiene enfrente ahora mismo, y es la de rebajar las tensiones, la de enviarnos el mensaje de que quieren sentarse y conversar sin condiciones previas, por cierto, con EE.UU., para buscar un camino mejor”, apuntó Esper.
Esa vía, precisó, implicaría que “se comporten más como un país normal, y presumiblemente les liberaría de las sanciones económicas, y permitiría al pueblo iraní llevar la vida que quieren vivir, con libertad, prosperidad y las cosas que quieren la mayoría de los seres humanos”.
Esper expresó también que el Pentágono espera represalias de Irán por la muerte de Soleimaní.
“Creo que deberíamos esperar de parte de ellos una represalia de algún modo”, dijo. Ese ataque podría ocurrir “por intermedio de sus auxiliares (...) o de sus propias manos”, dijo.
Con la tensión en alza en el Medio Oriente, el régimen fundamentalista anunció su decisión de ignorar los límites impuestos a su programa de enriquecimiento de uranio.
Irán reiteró que está dispuesto a volver a cumplir el acuerdo si EE.UU. levanta las sanciones aplicadas desde 2018. Sin embargo, el Gobierno declaró el pasado domingo que “ya no hay obstáculo que limite el programa nuclear de Irán en el terreno operativo”.
Ese acuerdo entre Irán y las grandes potencias fue firmado en 2015 en Viena para garantizar la naturaleza pacífica de su programa nuclear. Actualmente, el régimen iraní produce uranio enriquecido en una tasa superior al límite fijado por el acuerdo.
