PEKÍN (AFP). Hong Kong comenzó a imponer ayer una cuarentena drástica para intentar frenar la propagación del nuevo coronavirus que ha matado a más de 720 personas, incluido un extranjero, mientras China sigue conmocionada por el fallecimiento del médico que dio la alerta.
El nuevo coronavirus ha infectado a más de 34.500 personas y mató a 722 pacientes en China continental (que excluye las regiones autónomas Hong Kong y Macao), es decir, 86 más en 24 horas.
Un estadounidense murió en la ciudad de Wuhan, el epicentro de la epidemia en China Popular, afirmó la Embajada de Estados Unidos, en lo que parece el primer deceso confirmado de un extranjero por la enfermedad.
Un japonés sexagenario, sospechoso de estar infectado con el coronavirus, también murió en un hospital de Wuhan, anunció el Ministerio de Exteriores japonés.
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La epidemia sigue propagándose fuera de China continental. Se han confirmado más de 320 casos de contagio en unos 30 países y territorios, incluidos dos muertes en Hong Kong y Filipinas.
El saldo se acerca al de la epidemia de SRAS (Síndrome Respiratorio Agudo Severo), que mató a 774 personas en todo el mundo en 2002-2003.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) indicó que el 82% de los casos registrados se consideran leves, el 15% graves y el 3% “críticos”, y menos del 2% fueron mortales. Una tasa de mortalidad mucho más baja que la del SRAS.
Cruceros en cuarentena
Miles de viajeros y tripulantes permanecen confinados en dos cruceros en Asia.
En Japón, el número de personas infectadas en el crucero “Diamond Princess” alcanzó los 64 casos este sábado, entre ellos un argentino. Unas 3.700 personas a bordo permanecen encerradas en los camarotes.
En Hong Kong, 3.600 personas corrieron la misma suerte en el “World Dream”, donde ocho antiguos pasajeros dieron positivo.
Japón ha prohibido atracar a otro crucero porque se sospecha que lleva un pasajero infectado a bordo.
Confinamiento de millones
Las medidas de confinamiento siguen vigentes en muchas ciudades chinas, donde decenas de millones de personas permanecen encerradas en casa.
La metrópolis de Shanghái, de 24 millones de habitantes, se convirtió ayer en el último municipio en imponer el uso de mascarilla en lugares públicos. Autoridades chinas de esta localidad ordenaron adoptar medidas de “tiempos de guerra”.
La provincia de Hubei, de la que Wuhan es capital, ha estado aislada del mundo durante dos semanas por un cordón sanitario.
