SAN SALVADOR (AFP). El Salvador es uno de los países sin guerra más violentos del mundo, con un promedio anual de 35,6 homicidios por cada 100.000 habitantes en 2019.
Por esto el crédito internacional es clave para avanzar en el plan del gobierno de Nayib Bukele contra las temidas pandillas, responsables de gran parte de la violencia.
A la sesión del pasado sábado solo llegaron 28 de los 84 diputados del Parlamento unicameral, por lo que el el presidente del Congreso, Mario Ponce, realizó una nueva convocatoria para hoy, en medio de la presión del ejecutivo.
El viernes surgió una confrontación entre Bukele y el Legislativo, cuando el presidente –apoyado en una resolución del consejo de ministros– llamó al Congreso a sesionar ayer por la tarde para aprobar el préstamo de US$ 109 millones concedido por el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), para equipar a la policía y el ejército.
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El crédito no ha sido avalado, de momento, porque integrantes de la Comisión de Hacienda del Legislativo aseguran que el Ejecutivo no ha explicado con detalles en qué será ejecutado el dinero.
El joven gobernante salvadoreño se instaló en el poder en junio de 2019 y no tiene mayoría en el Legislativo.
El mandatario se amparó en el artículo 167 de la Constitución para hacer el llamado urgente al Congreso, pero el mismo viernes el Parlamento respondió que la convocatoria era “improcedente” porque el mencionado artículo solo prevé llamar a sesión extraordinaria en casos de emergencia nacional.
En respuesta, Bukele apeló al derecho constitucional a la insurrección para reclamar a los parlamentarios por desatender la orden del consejo de ministros e hizo un llamado a manifestarse frente a la sede legislativa para demandar la aprobación del préstamo.
También ordenó el repliegue de los agentes que brindan seguridad a los diputados y señaló que si éstos no acuden a la sesión extraordinaria se “romperá el orden constitucional”.
Ante las amenazas desde el Ejecutivo, los partidos opositores de izquierda y derecha pidieron la intervención de la Organización de Estados Americanos (OEA) y ONU.
El presidente del Congreso salvadoreño llamó a dialogar. “Es la apuesta de todos”, dijo.
Por su parte, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN, opositor) demandó a Bukele “frenar sus amenazas, propias de una dictadura”.
Las Mara Salvatrucha
Los niveles de violencia, atribuidos a las pandillas Mara Salvatrucha (MS13) y Barrio 18, son la principal causa por la que los salvadoreños no ven mejoras en el país tras el final de la guerra, de 12 años entre el Ejército, financiado por EE.UU., y la guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), ahora partido de oposición, que dejó 75.000 muertos y 8.000 desaparecidos.
Una mayoría de los salvadoreños muestra simpatía con prácticas autoritarias en temas de seguridad y control de crisis, según sondeo que evalúa la situación de la democracia en el país. (EFE)
