La ciudad costera de Guarujá, situada a unos 80 kilómetros de São Paulo, ya amaneció ayer de luto tras registrar 18 de las 23 muertes contabilizadas hasta el momento, entre ellas la de una madre y su bebé, así como tres menores y dos bomberos que trabajaban en el rescate de varias personas.
Los deslizamientos de tierra provocados por el temporal han arrasado con todo a su paso y las humildes viviendas han sido sepultadas por una inmensa marea de lodo, mientras árboles, rocas y electrodomésticos se encuentran desparramados por un inmenso barrizal.
Si bien en el último balance oficial las autoridades apuntan a que 26 personas siguen desaparecidas, los residentes de las comunidades afectadas aseguran que el número es mucho mayor y que existen “centenas de viviendas enterradas”.
“Es muy difícil precisar el número de desaparecidos, porque cambia a todo rato. Pero seguramente tendremos más víctimas”, señaló el teniente coronel Nilton César Zacarías Pereira.
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Una noche de terror
Tras registrar cinco muertos en Río de Janeiro durante el fin de semana, las fuertes lluvias comenzaron a castigar con fuerza el litoral de São Paulo la madrugada del lunes, cuando se reportaron los primeros deslizamientos de tierra en los cerros, cuyas laderas están repletas de viviendas construidas de forma irregular.
“Fue una noche de lluvia y de terror. Dijeron que la gente debía abandonar sus casas, pero si salían morían y si se quedaban morían”, recuerda Félix.
En 72 horas, la lluvia acumulada en Guarujá ha alcanzado los 405 milímetros, lo que supone casi el doble de lo esperado para todo el mes de marzo, pero las precipitaciones también han afectado otros municipios del litoral, como Santos y Sao Vicente, donde se han registrado 3 y 2 muertes, respectivamente.
La Defensa Civil ha montado un centro de operaciones para gestionar la tragedia e informó que las víctimas y los municipios afectados recibieron un total de 19,5 toneladas de material de ayuda humanitaria, como colchones, ropa y agua potable.
