Esos 208 migrantes, que fueron descubiertos hacinados en un barco de madera, llevan desde el viernes en la ciudad birmana de Maungdaw, puerto de partida de numerosos habitantes locales que intentan huir de Birmania.
“Les proveemos una asistencia humanitaria. Después de eso, los reenviaremos a su país”, declaró a Zaw Htay, portavoz de la presidencia birmana, asegurando que ya estaba “en contacto con los guardias fronterizos de Bangladés”.
Los guardacostas bangladesíes afirmaron que un equipo suyo irá pronto a Birmania. “Nuestro comandante irá allá, y el proceso debería durar dos o tres días”, declaró Abu Russell Siddiki, un portavoz en el puesto fronterizo de Teknaf.
Una fuente autorizada precisó que Bangladés quiere asegurarse de que Birmania no expulsará a rohingyas, una comunidad musulmana marginada por las autoridades birmanas.
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Su barco, remolcado el viernes, fue el primero rescatado por las autoridades birmanas desde que estalló la crisis, revelada por un endurecimiento de la política de Tailandia, país de tránsito.
Birmania, donde hay un auge del nacionalismo budista antimusulmán, está en el corazón de este problema regional porque muchos de los migrantes que se lanzan al mar pertenecen a la minoría musulmana de los rohingyas de ese país. El otro país de donde salen los migrantes es Bangladés.
Según la ONU, miles de migrantes procedentes están bloqueados en el mar en el golfo de Bengala cuando se acerca la temporada de los monzones.