Entre episodios frecuentes de violencia y la incertidumbre de no saber cuándo se resolverá su situación, cientos de miles de refugiados rohinyás tratan cada día de salir adelante en los campamentos del sur de Bangladés.
El Ejército de Arakán, que forma parte de la ofensiva de fuerzas opositoras que han logrado notables victorias en las últimas semanas en el norte y noreste de Birmania (Myanmar), capturó este lunes dos bases fronterizas al extender los combates al oeste del país.
Unas 90.000 personas han sido desplazadas de sus hogares a raíz de la ofensiva iniciada a finales de octubre por una alianza de guerrillas étnicas contra la junta militar en el estado Shan, noreste de Birmania, informa este viernes la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).
La ONU ha manifestado su alarma por la violencia en el norte de Birmania, donde una alianza de guerrillas combate al Ejército en enfrentamientos que van en aumento y que han desplazado a más de 30.000 personas desde finales de octubre.
Al menos 29 personas han muerto, entre ellas doce menores y un bebé de once meses, y medio centenar han resultado heridas tras un supuesto ataque del Ejército birmano en el estado septentrional de Kachin que ha afectado a un campo de desplazados, según dijeron este martes a EFE fuentes del equipo de rescate.
El jefe de la ONU para los derechos humanos, Volker Türk, instó hoy a aumentar los esfuerzos internacionales para “hacer rendir cuentas” a las autoridades militares de Birmania (Myanmar) por la persecución contra los rohinyás cuando se cumplen seis años de la última huida masiva de personas de esta etnia a la vecina Bangladesh.