Los presos estaban recluidos en cárceles de São Paulo, y fueron trasladados a presidios de Brasilia; Mossoró, en el estado de Río Grande do Norte, y Porto Velho, en Rondonia.
La transferencia se produce meses después de que las autoridades descubrieran un plan de fuga de los capos narcos. El PCC, que nació en las prisiones de São Paulo, ya actúa prácticamente en todo el país. Su número de integrantes aumentó en los últimos cuatro años en casi seis veces y pasó desde unos 3.000 en 2014 a 20.000 en 2018.