Crecimiento meteórico de JBS con dinero público bajo gobierno de Lula

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La empresa JBS, cuyos directivos confesaron haber sobornado a los tres últimos presidentes del Brasil, así como a más de 1.800 políticos de ese país, pasó de ser una mediana empresa local a la mayor procesadora de carnes del planeta gracias al uso indiscriminado de dinero público durante el gobierno de Lula da Silva.

El dinero para los sobornos y aportes ilegales a Temer, Dilma y Lula, se generó gracias al propio Lula.

Así se desprende del caso de la empresa JBS, que creció exponencialmente bajo el gobierno del ahora exmandatario brasileño mediante aportes exorbitantes de dinero público.

Los sobornos

Fuentes judiciales brasileñas revelaron que uno de los dueños de JBS, Joesley Batista, y el directivo Ricardo Saud confesaron haber pagado sobornos por unos 80 millones de dólares, desde 2005, al expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y a su sucesora, Dilma Rousseff.

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A cambio, JBS se había beneficiado de aportes de dinero del estatal Banco de Desarrollo Económico y Social (BNDES).

Batista dijo también que entre 2010 y 2011 pagó al actual presidente Michel Temer una “mesada” de 100.000 reales (hoy, unos 29.500 dólares) por algunos “favores” del Gobierno.

Además, acordó con un cercano colaborador de Temer que le pagaría a este una comisión del 5% sobre la facturación de una empresa eléctrica de JBS, que necesitaba le sea concedida la licencia para operar.

Saud, por su parte, confesó que los “aportes” de la empresa al sector político suman cerca de 600 millones de reales (184 millones de dólares) y que “todo son coimas”, salvo unos 15 millones de reales (4,5 millones de dólares).

“Me gustaría dejar registrado que dimos sobornos para 28 partidos (políticos). Ese dinero fue distribuido para 1.829 candidatos”, declaró en su testimonio a la Justicia en el marco de un acuerdo de colaboración judicial.

La lista incluye a “167 diputados federales, 28 senadores y 16 gobernadores electos”.

La empresa 

La empresa JBS lleva ese nombre por la iniciales de su fundador, José Batista Sobrinho, que abrió la “Casa de Carnes Mineira” en 1953, y unos años después dio un salto con contratos para proveer carne durante la erección de la nueva capital brasileña, Brasilia.

Pero se mantuvo como una empresa de mediano porte entre las gigantes compañías brasileñas, hasta que Lula llegó al poder.

Entonces, a través de aportes del BNDES, especie de Banco de Fomento brasileño, la empresa comenzó a comprar otras compañías, incluso a nivel internacional.

La firma, ya al mando de los hijos del fundador, llegó a adquirir a gigantes del sector cárnico, en Estados Unidos y otros países, posicionándose como la compañía productora de carnes más grande del mundo.

La revelación de dicho esquema de corrupción se suma a otros varios descubiertos anteriormente, que fueron montados bajo el gobierno de Lula, reconocido ya, a la luz de los hechos, como el más corrupto en la historia del Brasil.