Cuba busca más dinero del “capitalismo salvaje”

MATANZAS, Cuba (AFP, ANSA). Los cálculos oficiales cubanos indican que el país necesita alrededor de 2.500 millones de dólares anuales de inversión extranjera para estimular su crecimiento.

El economista Omar Everleny Pérez, Investigador Titular del Centro de Estudios de la Economía Cubana de la Universidad de La Habana, considera que los índices de inversión extranjera en Cuba tendrán que mantenerse por encima del 20%, al año, frente aun 10% actual, demasiado bajo para incrementar el ritmo de crecimiento del PBI.

El deshielo de los lazos entre Cuba y Estados Unidos ha despertado esperanzas, especialmente en el sector petrolero de la isla, que está abierto a hacer “todo tipo de negocios” con compañías norteamericanas, dijo la funcionaria cubana.

“Esperamos que esta nueva apertura, que ha comenzado después del día 17 (de diciembre) influya en la industria petrolera” cubana, declaró ayer María Yodalis Hernández, portavoz de la Empresa de Perforación y Extracción de Petróleo del Centro, filial de la petrolera estatal cubana Cupet.

Se refería al acercamiento iniciado por ambos países a fines de 2014, que los llevó en julio a restablecer nexos diplomáticos tras medio siglo.

“Que vengan, que estamos listos esperando por ellos, tenemos todo tipo de negocios para ellos”, declaró ayer María Yodalis Hernández, portavoz de la Empresa de Perforación y Extracción de Petróleo del Centro, filial de la petrolera estatal cubana Cupet.

Las compañías estadounidenses tienen prohibido hacer cualquier negocio con Cuba en virtud del embargo impuesto por Washington en 1962 al régimen comunista de la isla, que ahora el presidente Barack Obama espera levantar.

Cuba, por su lado sí puede comerciar con cualquier otro país del mundo, y de hecho lo hace, actualmente, pero ahora buscan a las grandes empresas estadounidenses.

Las propiedades de las empresas petroleras estadounidenses en Cuba fueron estatizadas por Fidel Castro en 1960, al año siguiente del triunfo de su revolución.

Cuba produce hoy menos de la mitad del petróleo que necesita. El resto lo importa desde Venezuela con extraordinarias facilidades de pago.