MAR DEL PLATA (Reuters). El ARA San Juan emitió sus últimas señales el pasado 15 de noviembre tras reportar una avería eléctrica cuando se encontraba en aguas del Atlántico sur, de vuelta de Ushuaia hacia la ciudad de Mar del Plata.
La Armada argentina confirmó dos reportes de un evento violento bajo el mar el mismo día en que la nave perdió comunicación y cerca de su última posición conocida.
“Estamos hablando de un evento anómalo, singular, corto, violento, no nuclear, consistente con una explosión”, dijo el portavoz de la Armada.
La probable explosión explicaría la ausencia de activación de la baliza de emergencia de la nave, la falta de activación de los mecanismos manuales para hacer emergerla y la ruptura completa de las comunicaciones.
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La Organización para la Prohibición Total de Pruebas Nucleares (CTBTO, por sus siglas en inglés) informó que detectó una “señal inusual” la semana pasada en la zona donde desapareció la nave.
La red de estaciones de CTBTO tiene la capacidad de recoger datos sísmicos, hidroacústicos y de infrasonido, lo que las hace imprescindibles para reaccionar con celeridad ante un tsunami, partículas radiactivas o potencial erupción volcánica.
La detección de CTBTO se sumó a un reporte similar por parte de una agencia estadounidense.
“Los dos informes dan casi el mismo punto y área. Hablamos de un área de 125 km de radio”, precisó Balbi, quien agregó que no tenía información sobre qué había causado la posible explosión, ni dónde están el submarino ni los tripulantes.
Entonces, si hubo una explosión a bordo y/o un incendio, las posibilidades de sobrevivencia son ínfimas.
“Las baterías que tiene el submarino, si entran en combustión o entran en contacto con el agua, desprenden gases tóxicos como el hidrógeno que además es altamente explosivo”, explicó un perito naval.
Familiares de los tripulantes salieron de la base naval quejándose cuando recibieron la información. Algunos dijeron que autoridades militares confirmaron que los marineros están muertos.
“No puedo entender que en el comunicado oficial no digan la verdad, es increíble”, dijo con tristeza el padre de Alejandro Damián (27), teniente de corbeta, a bordo del sumergible.
Itatí Leguizamón, esposa del tripulante Germán Suárez, relató que las autoridades les confirmaron que hubo una explosión en el Atlántico el 15 de noviembre, apenas horas después de que el sumergible emitiera su última señal. “El submarino no fue localizado (...) pero dicen que está a 3.000 metros abajo”, explicó Leguizamón.
El ARA San Juan no está preparado para resistir esas profundidades.
“Me acabo de enterar de que me quedé viuda”, dijo llorando la esposa de Fernando Santilli, otro de los tripulantes.