Fraseología del terror

BUENOS AIRES (EFE). “No están ni muertos ni vivos, están desaparecidos”. Esta frase del exdictador argentino Jorge Rafael Videla, refleja cabalmente las oscuras convicciones que le convirtieron en uno de los principales ideólogos y ejecutores de la más sangrienta dictadura argentina.

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“Frente al desaparecido, en tanto esté como tal, es una incógnita el desaparecido. Si el hombre apareciera tendría una tratamiento x, si la aparición se convirtiera en certeza de su fallecimiento tiene un tratamiento z, pero mientras sea desaparecido no puede tener un tratamiento especial: es un desaparecido, no tiene entidad, no está ni muerto ni vivo, está desaparecido. Frente a eso no podemos hacer nada”, afirmó sin pestañear.

Por esos que “no están”, unos 30.000, según organismos de derechos humanos, Videla sería procesado, sometido a juicio y condenado a reclusión perpetua, pero no se arrepintió nunca e incluso reivindicó el accionar del régimen militar.

“No, no se podía fusilar. Pongamos un número, pongamos cinco mil. La sociedad argentina no se hubiera bancado (soportado) los fusilamientos. (...) No había otra manera. Todos estuvimos de acuerdo con esto.

Y el que no estuvo de acuerdo, se fue. ¿Dar a conocer dónde están los restos? Pero, ¿qué es lo que podemos señalar? ¿El mar, el río de la Plata, el Riachuelo?”, dijo en 1998.

Reveló que en su momento se pensó en dar a conocer las listas de los desaparecidos por la dictadura, pero que luego se planteó que, si se daban por muertos “enseguida vienen las preguntas que no se pueden responder; quién mató, dónde, cómo”.

En 2011, en una entrevista, dijo que el objetivo del régimen militar “era disciplinar a una sociedad anarquizada; con respecto al peronismo, salir de una visión populista, demagógica; con relación a la economía”, agregando que “queríamos también disciplinar al sindicalismo y al capitalismo prebendario”.

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