El texto no precisa qué medidas podría tomar el máximo órgano de decisión de la ONU.
Pero la embajadora estadounidense ante las Naciones Unidas, Susan Rice, indicó que Washington tenía como objetivo “reforzar el régimen de sanciones contra Corea del Norte en “diversas áreas”, incluido el sector financiero.
La acción norcoreana “no será tolerada” y Pyongyang enfrentará un “aislamiento y presiones crecientes en el marco de las sanciones de Naciones Unidas”, aseguró Rice.
Sus pruebas de misiles y ensayos nucleares ya han costado al régimen norcoreano una serie de sanciones internacionales desde el año 2006: el congelamiento de haberes de empresas del país y la prohibición de viajar para responsables del régimen.
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La reunión fue convocada en medio de condenas a nivel internacional por el ensayo, de una potencia superior a los dos anteriores (en 2006 y 2009), utilizando un artefacto “miniaturizado”.
Pero mucho dependerá de la actitud de China, principal sostén de Corea del Norte, que se ha esforzado hasta ahora por proteger a su aliado ante el temor de un derrumbamiento del régimen estalinista.
China y EE.UU. sabían
De acuerdo con un diplomático del Consejo de Seguridad, “los chinos lanzaron a los norcoreanos una fuerte advertencia pidiéndoles no proceder con este ensayo”, y el hecho de que Pyongyang haya desoído esa demanda es un “desafío” a Pekín.
También Corea del Norte “informó al Departamento de Estado de su intención de llevar a cabo una prueba nuclear, sin citar ningún momento específico”, dijo ayer la portavoz del Departamento de Estado de EE.UU., Victoria Nuland, en su rueda de prensa diaria.
El presidente estadounidense, Barack Obama, denunció el “provocador” ensayo nuclear y apostó por una respuesta internacional “rápida” y “creíble”.
Para Rusia, esta nueva prueba merecía “una respuesta adaptada” del Consejo de Seguridad de la ONU, según su canciller Serguei Lavrov.
