Jean-Claude Duvalier vivía retirado de la vida pública en un lujoso barrio de Puerto Príncipe desde su sorpresivo regreso al país en 2011.
A sus 19 años, “Baby Doc” heredó en 1971 el poder de su padre, el dictador François Duvalier (llamado “Papa Doc”). Entonces se autoproclamó “presidente vitalicio” antes de ser derrocado en 1986 durante una revuelta popular defendida por la comunidad internacional.
Al igual que su padre, Duvalier gobernó su país con mano dura, silenció a la oposición y arrestó a disidentes apoyado en la temida milicia paramilitar denominada “Tonton Macoute”, leal a la familia Duvalier.
El exdictador volvió a Haití en 2011 después de haber pasado 25 años en el exilio en Francia. Entonces fue recibido por numerosos partidarios nostálgicos de su régimen y aseguró que regresaba para “ayudar al pueblo haitiano”.
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Pero después de su retorno se presentaron muchas denuncias en su contra por arrestos ilegales, torturas, encarcelamientos y el exilio forzado de sus adversarios, así como de la malversación de fondos durante sus 15 años al mando del país más pobre de América Latina.
Ningún proceso se llevó a cabo para juzgarlo.
En enero de 2012, un juez de instrucción lo citó ante un tribunal penal por malversación de fondos, pero nunca encaró juicios por crímenes de lesa humanidad, que se estimó habían prescrito.
