“Lamento lo que ha ocurrido hoy y lamento que algunos no hayan reconocido nuestra intención sincera de edificar una amistad entre serbios y musulmanes. Mi mano sigue tendida y proseguiré mi política de reconciliación”, declaró Vucic tras regresar a Belgrado.
Vucic, que no mostraba ninguna herida visible, dijo que una piedra lo había golpeado en el labio inferior, pero minimizó la agresión y dijo que “no era nada”.
En la ceremonia en Srebrenica para marcar el 20º aniversario de la masacre de 8.000 musulmanes por las fuerzas serbobosnias, se congregaron decenas de miles de personas.
Vucic, un antiguo ultranacionalista reconvertido en proeuropeo convencido, acababa de depositar una flor ante un monumento con los nombres de las 6.200 víctimas identificadas y enterradas en el memorial, cuando la multitud empezó a gritar Alá Akbar (Dios es grande) y a lanzarle piedras.
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Flanqueado por sus guardaespaldas, el primer ministro logró abandonar el lugar, mientras los organizadores pedían calma por los altavoces. En Belgrado, el ministro serbio de Relaciones Exteriores, denunció un “ataque contra Serbia y su política de paz”.
Tras ese incidente, en un ambiente cargado de emoción y de dolor, se enterraron los restos de 136 víctimas recientemente identificadas de la masacre del 11 de julio de 1995.
