El ministro de Interior y Transporte, Florencio Randazzo, denunció ayer ante un juzgado de Buenos Aires al secretario general del gremio ferroviario La Fraternidad, Omar Maturano, por el delito de “entorpecimiento de servicios públicos”.
Además, la presidenta Cristina Férnández advirtió a los sindicatos que no tolerará “la extorsión de nadie” durante un acto en Bariloche.
“Escucharé a los 40 millones de argentinos, pero no permitiré presiones de ningún sector”, dijo Fernández.
El sindicato que agrupa a los maquinistas de trenes declaró el miércoles una huelga sorpresa que se vio empañada por violentos enfrentamientos entre una treintena de pasajeros y policías en la estación de Constitución, una de las más concurridas de Buenos Aires.
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Maturano se desligó de los disturbios, pero no cedió y amenazó con una nueva huelga para hoy si los maquinistas de trenes no cobran la paga extraordinaria que, según sus declaraciones, les adeuda la empresa.
La medida de fuerza que paralizó el miércoles la red ferroviaria de Buenos Aires y su área metropolitana dejó sin servicio a cerca de 800.000 personas que a diario se movilizan en este tipo de transporte.
