SINGAPUR (AFP). El arsenal nuclear de Pyongyang, que le ha valido varias tandas de sanciones del Consejo de Seguridad de la ONU y amenazas de acciones militares del gobierno de Trump, será el eje central de la reunión, cuyo resultado se anuncia muy incierto.
El avión Air Force One del Presidente estadounidense aterrizó en Singapur pocas horas después de la llegada de Kim
El presidente, de 71 años, fue acogido al bajar del avión por el ministro de Exteriores de Singapur, Vivian Balakrishnan, que también recibió horas antes al líder norcoreano.
Por su lado, Kim había arribado a bordo de un 747 de Air China que, según la página web de registro de vuelos Flightradar24, despegó de Pyongyang por la mañana con destino a Pekín, antes de cambiar el número de vuelo una vez ya en el aire para dirigirse hacia el sur.
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Kim apareció sonriente, e incluso relajado, en las raras imágenes transmitidas en directo, antes de entrevistarse con el primer ministro de Singapur, Lee Hsien Loong, quien saludó la “decisión admirable y valiente” de organizar esta cumbre.
¿Punto final a la guerra?
Uno de los temas más importantes de la reunión es la opción de emprender el camino para poner un punto final formal a la Guerra de Corea, que técnicamente continúa 65 años después de que se firmara un armisticio, que es el que sigue vigente.
Corea del Norte invadió el Sur en 1950 y desató una guerra en la que Corea del Sur fue asistido por un contingente de la ONU liderado por Estados Unidos, que se enfrentó a las tropas de Pyongyang, ayudadas por Rusia y China. El conflicto terminó con un armisticio que selló la división de la península sin un tratado de paz definitivo.
Expectativas
La cumbre de mañana en Singapur es el clímax de una espectacular ofensiva diplomática reciente en torno a la península de Corea.
Washington exige una desnuclearización completa, verificable e irreversible de Corea del Norte pero hasta ahora Pyongyang sólo ha prometido públicamente un compromiso con la desnuclearización de la península, un término difícil de interpretar.
Trump insistió la semana pasada que la cumbre no iba a ser “solo una sesión de fotos”, afirmando que iba a ayudar a forjar una “buena relación” que pueda llevar a un “proceso” .
También planteó la posibilidad de que Kim Jong-un visite Washington si todo sale bien.
Pero aunque el encuentro tiene un mérito en sí mismo también genera interrogantes.