Por otro lado, una gran cantidad de niños, niñas y adolescentes están en cuidados alternativos, con familias acogedoras, entidades de abrigo y otros regímenes (ver infografía).
Muchas de estas personas desconocen su origen, lo que les provoca un severo daño, en lo afectivo y personal, ya que predomina en ellos el sentimiento de estar incompletos, pues su primera historia no está.
Algo similar ocurre con quienes crecieron en las instituciones, pues no forjaron lazos con sus padres biológicos y tampoco pudieron hacerlo con otra familia, debido a que no pudieron ser insertados.
Esta situación provoca que la persona no desarrolle un sentimiento de pertenencia ni estabilidad ya que se siente uno más en una entidad, todo lo contrario a lo que experimente una persona que sí conoce su origen.
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