PEDRO JUAN CABALLERO (Cándido Figueredo Ruiz, de nuestra redacción regional). El operativo Aguará 3 del departamento Antisecuestro se inició ayer a las 05:45 en un establecimiento situado en la falda de un cerro de la colonia María Auxiliadora, a seis kilómetros del tramo de la Ruta PY05, cuatro kilómetros antes de alcanzar la entrada al Parque Nacional Cerro Corá (donde murió el Mariscal Francisco Solano López) y a 43 kilómetros antes de llegar a Pedro Juan Caballero, tomando como referencia la Municipalidad.
El asalto policial fue ejecutado por ocho fusileros de la unidad táctica del Grupo Halcón de Kurusu de Hierro, que fue creado principalmente para combatir al EPP y que opera a cargo de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC).
Los fiscales que supervisaron el procedimiento fueron María Irene Álvarez (asumió la causa en reemplazo de Javier Ibarra, quien no fue confirmado en su cargo) y Joel Cazal.
El equipo fiscal-policial buscaba en el lugar a Carlos Galeano Barrios (37 años), quien cuenta con siete antecedentes y que era requerido por el secuestro y asesinato del ganadero brasileño Dilson Bello dos Santos (59), ocurridos el 26 de julio último en Capitán Bado.
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El brasileño había sido eliminado con un tiro de arma de fuego en la cara, cuando estaba arrodillado en el monte, a causa de que un helicóptero de la Policía Nacional estaba sobrevolando el improvisado campamento en el que lo tenían retenido junto a su esposa y un peón.
Los agentes intervinientes relataron que cuando dominaron a un peón, en la primera caseta de la estancia, el trabajador les dijo que, efectivamente, Carlos Galeano Barrios, conocido como “Dientes de oro”, estaba durmiendo en la casa principal de la propiedad, a unos 80 metros de distancia, al lado de la habitación del patrón, Patricio Santos Lugo González (80).
Entonces, los policías rodearon el casco de la estancia, conformado principalmente por dos piezas, una frente a la otra, con un corredor intermedio.
Como no sabían en cuál dependencia estaba el fugitivo, los uniformados se dividieron y patearon al mismo tiempo las dos puertas.
El buscado Carlos Galeano Barrios fue sorprendido en sueños. Ni siquiera tuvo oportunidad de ofrecer resistencia.
Pero el dueño de la propiedad, Patricio Santos Lugo González, tuvo tiempo de tomar un revólver calibre 38 ya que su puerta estaba trancada por dentro y fue abierta solo parcialmente con la primera patada.
Seguramente creyendo que eran asaltantes, el estanciero abrió fuego con su arma a través de la pequeña abertura que se generó con la puerta entreabierta.
Desafortunadamente, dos de los tiros dieron contra el suboficial segundo Basilio Ramón Brizuela González (29), quien se replegó inmediatamente, caminó tres pasos y cayó muerto.
Al ver a su camarada caído, los demás uniformados dispararon hacia la pieza y también ultimaron al señor, de 80 años de edad. Cuando finalmente los agentes pudieron entrar a la habitación, ya hallaron sin vida al propietario del lugar.
Sus familiares dijeron que don Patricio ya había sido asaltado varias veces y que incluso su última pareja fue ultimada en el mismo lugar por delincuentes.
