El pez gordo que monopolizaba todo el tráfico de drogas y armas en esa zona del país, fue atacado con un fusil antiaéreo montado dentro de una camioneta. Las balas rociaron su blindado vehículo Hummer, sin que sus guardaespaldas pudieran protegerlo.
Tras el asesinato de Rafaat, se desató una ola de asesinatos a cargo de sicarios del Primer Comando da Capital (PCC) o el “Comando Vermelho”, los dos principales grupos criminales que imperan en Brasil.
Tres meses antes, Rafaat había sobrevivido a un atentado contra su vida. Informaciones suministradas por el empresario permitió el hallazgo de un poderoso arsenal de municiones y explosivos en una casa del barrio Villa Aurelia de la capital, que funcionaba como un “supermercado” de material bélico. Fue el 9 de marzo de 2016.
