Así, el gran escape de Emboscada dejó una nómina de unos 30 prófugos definitivos, lo que coincide con el número de hombres abatidos por los equipos policiales en uso extraoficial de la “carta blanca”.
“Los buscábamos por tierra, agua y aire, con apoyo de helicópteros. Los que hacían los sobrevuelos, si no podían disparar, avisaban dónde estaban escondidos los presos, porque se movían en grupo, y nosotros en tierra actuábamos. Mi equipo mató a cinco después de que nos jugaran con escopetas. Hasta ahora tengo la pistola que usé aquella vez”, cuenta por su parte el suboficial Osvaldo Cáceres (también nombre ficticio), quien ahora está a punto de pasar a retiro.
“Nosotros teníamos carta blanca. Gracias a eso evitamos un daño peor para el país. Aunque también eso tuvo consecuencias lamentables”, admite el uniformado al hacer referencia al asesinato por error de un menonita de 24 años en una barrera de policías y militares en Limpio.
“Esa carta blanca del 98 se autorizó porque en 1993 hubo también una fuga de 67 presos de Emboscada y se tenía que dar ya una respuesta contundente a los constantes escapes”, finaliza el entrevistado.
Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy