MARIANO ROQUE ALONSO (Rocío Portillo, corresponsal). El tiroteo ocurrió aproximadamente a las 08:00 de ayer sobre la avenida Nanawa entre las calles Teniente Alcaraz y 1° de Mayo, a escasas cuadras del cementerio de Mariano Roque Alonso.
Los delincuentes se movilizaban en un automóvil Toyota FunCargo azul, con matrícula BRL 466, que inicialmente intentaron verificar los policías de la división de Investigación de Delitos del departamento Central, más conocida como Brigada Central. Los efectivos actuaron en una camioneta particular Toyota Hilux Surf.
Sin embargo, los maleantes huyeron del control y realizaron varios disparos, que a su vez fueron respondidos por los agentes policiales.
Los policías neutralizaron el rodado sospechoso con un balazo en uno de los neumáticos, aunque también otro tiro dio en la nuca de su conductor, Nelson Peña Galeano, de 35 años, quien antes de morir en el volante llegó a disparar con una pistola calibre 9 mm que quedó en el piso del coche.
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Como el vehículo quedó varado y con el motor en marcha, otro de los asaltantes, César Benítez Domínguez, de 35 años, bajó del asiento del acompañante también con una pistola calibre 9 mm en mano y efectuó disparos contra los agentes, aunque fue derribado a tiros inmediatamente y su cuerpo quedó a un metro del vehículo.
El tercer miembro de la gavilla, Diego David Benítez Domínguez, de 30 años, murió al bajar por la puerta trasera derecha y portando un revólver calibre 38.
En tanto que el último integrante del grupo, Ladismiro Sosa Candia, de 38 años, ni siquiera alcanzó a descender completamente y quedó con medio cuerpo dentro del habitáculo. Este usaba también una pistola.
El vehículo de los asaltantes acusó 10 proyectiles, en ambos costados, lo que indica que llegó a ser rodeado por los policías en medio de la balacera. Pegamento en los dedos
El jefe de Orden y Seguridad de Central, comisario principal Guido Colmán, quien supervisó la operación, contó que el chofer de la gavilla usaba guantes para evitar que sus huellas quedaran impregnadas en el lugar donde pretendían llevar a cabo el asalto.
Los otros tres, por su lado, se habían puesto pegamento en los dedos de las manos, para que la porosidad del material en gel también dificultara su identificación.
En poder de los cuatro fallecidos, se encontraron seis celulares y G. 2.600.000 en efectivo, así como un chaleco antibalas, tres quepis, un pasamontañas negro, cuatro mochilas y dos riñoneras, entre otras evidencias. Igualmente, dentro del coche acribillado fue hallada la llave de un coche que fue asaltado dos semanas antes.
Los maleantes fueron delatados por un cómplice que no fue invitado a participar de este último golpe, el cual los uniformados no quisieron revelar dónde se realizaría.
