Flavio Delvalle (no vidente), presidente de la Organización Nacional de Discapacitados del Paraguay (Onadip), indicó que vienen de municipios muy lejanos porque la situación por la que están pasando ya es insostenible. Denunció que están muriendo en la extrema pobreza y por falta de atención.
“Venimos a pedir a los Congresistas que vean cómo brindarnos un subsidio a las personas con discapacidad porque estamos muriendo de hambre, porque ya no podemos trabajar, nuestras familias son de extrema pobreza”, dijo.
La Onadip solicitó más de G. 2.000 millones para que se incluya en el presupuesto para contar con cuatro médicos que puedan trasladarse hasta donde están los enfermos con discapacidades, para ser asistidos y brindarles medicamentos, ya que ellos no se pueden mover.
“Hacemos este pedido porque la Secretaría Nacional por los Derechos Humanos de las Personas con Discapacidad (Senadis) no ayuda en nada. Los discapacitados están obligados a ir hasta Senadis a sacar su certificado de discapacidad para recibir atención, y cómo van a hacerlo si ni siquiera tienen para comer, y mucho menos para trasladarse desde el interior hasta la sede del Senadis. La mamá de una niña paralítica tuvo que pagar G. 1.500.000 para trasladarse desde San Juan Nepumuceno hasta Senadi por ese certificado, que sirve para nada”, añadió.
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Auditoría
Los manifestantes también solicitaron a los congresistas que realicen una auditoría al Senadis, porque nunca antes hubo tantos problemas para acceder a medicamentos y a atención. “Senadis se convirtió en una cueva de vampiros porque se benefician por las personas con discapacidad, al igual que Teletón, que no nos asiste, se excusan con nosotros y nos derivan a otra parte porque somos pobres”, apuntó Delvalle.
Onadip tiene un censo de más de 2.500 personas discapacitadas en todo el territorio y exige que el Senadi recorra el país para hacer los certificados de discapacidad. “Este abandono nos está matando”, concluyó.
