La corrupción carcome los recursos públicos, dice obispo

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La explanada de la Basílica de la Virgen de Caacupé se veía repleto de devotos en la noche del sábado y la madrugada del  domingo.
La explanada de la Basílica de la Virgen de Caacupé se veía repleto de devotos en la noche del sábado y la madrugada del domingo.Archivo, ABC Color

El obispo de la diócesis de Coronel Oviedo, monseñor Juan Bautista Gavilán, celebró la primera misa de la madrugada de ayer, a la 1:00, en la Basílica. Recordando expresiones del papa Francisco, el pastor católico lamentó la corrupción que gangrena nuestro país.

“La corrupción es un pecado social, pero que nace de un corazón egoísta, de la codicia, del afán de acumular sin reparar las consecuencias de sus actos. La corrupción –como decía el papa Francisco– es la gangrena de nuestro pueblo; la gangrena de la corrupción destruye el cuerpo social y carcome los escasos recursos públicos en beneficio de unos pocos que cuentan complicidad de un sistema de justicia que está al servicio de los poderosos, que se hace ciega para no ver las acciones destructivas de los ladrones, pero que es implacable con el pobre”, expresó monseñor Juan Bautista Gavilán, obispo de la diócesis de Coronel Oviedo.

Solo hay que visitar las cárceles de nuestra patria o los hospitales para descubrir, palpar, sentir tanta denigración de la dignidad de la persona humana, dijo el prelado. “Estar en uno de los hospitales grandes en nuestro país es sentir realmente que estamos en guerra; en guerra con el bien, en guerra con la solidaridad, en guerra con nuestras instituciones que quieren socorrer”, expresó monseñor Gavilán.

La corrupción no solo golpea, sino que también frena la paz, la justicia social, el desarrollo integral de las personas y de toda nuestra patria, subrayó.

La infidelidad con el plan de Dios se manifiesta sobre todo en no escuchar el clamor y grito de los pobres, que solo piden lo que legítimamente le pertenece como ciudadano.

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En otro momento de su prédica, apuntó que desde los sectores poderosos, aquellos que solo piensan en sus intereses mezquinos ponen trabas o impiden directamente aquellas iniciativas que buscan el bien común.

“En el ámbito gubernamental nos llenamos de planes que quedan en los papeles. Uno de los principios que anuncia el papa Francisco es que la realidad supere a la idea”, señaló.

Eso significa que los planes deben partir de la realidad de la gente y dar repuestas. De nada sirven las pomposas ideas en papeles, mientras la gente sigue sufriendo miseria, abandono, falta de tierra, de trabajo, de salud y falta de educación, dijo el obispo.

No podemos seguir contentándonos con los discursos diplomáticos en medio de nuestra sociedad, la realidad cruda nos pide ser realistas y no cobijarnos en palabras que adecua el oído de los interesados.

Condenó la situación de los campesinos e indígenas expulsados de sus tierras y que forman los cinturones de pobreza en Asunción y ciudades.